La joya de la corona agrícola en Antequera, la vega baja, está a punto de dejar de serlo. Los acuíferos de que se abastecen los regadíos de la zona padecen serios problemas de contaminación, agravados por la escasa o nula intervención de las administraciones. En el centro de esta feraz vega, partiéndola como una cicatriz 10 kilómetros, se encuentra una de las principales causas: la sangradera de la Laguna de Herrera.

Desecación

Inicialmente la sangradera tomó parte del cauce del Arroyo Serrano para desecar la laguna y facilitar el aprovechamiento agrícola de los terrenos; de hecho, hacia 1933 ya existen planos cartográficos que reflejan su existencia; posteriormente, en 1963-1964 se profundiza y ensancha mediante los planes de colonización del franquismo, con lo que la laguna no es más que un recuerdo para los agricultores de la zona.

En ésa época en el entorno de este aliviadero —también aparece reflejado en la cartografía como Canal de la Laguna de Herrera se congregan diversas especies de aves y pequeños mamíferos, con sus correspondientes depredadores, como zorros, tejones y ginetas. En sus aguas llega a haber incluso peces, según Carlos Manzanares, uno de los agricultores de la zona; "hasta los niños nos bañábamos en sus aguas", rememora.

Todo ha cambiado

Pero eso era antes. En el último informe mensual (y data de marzo 2010) de la Junta de Andalucía los análisis reflejan la existencia de plaguicidas, metales "y otros", calificación esta última que no es difícil imaginar a simple vista: recipientes de plástico, basura de todo tipo, incluso vertidos de escombros en la decena de kilómetros que separan la laguna del Río Guadalhorce, donde vierten las aguas.

Estas, además, no son ya como las viera Manzanares y otros vecinos de la zona; presentan un aspecto blanquecino muy opaco y emanan unos olores que hacen difícil permanecer a menos de una veintena de metros del trazado de la sangradera.

Los vertidos de Mollina

Al igual que el antes citado, otros agricultores de la vega baja coinciden que el agravante de la situación es el vecino municipio de Mollina.

Desde 2009 hay en proyecto la construcción de una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), hecho que los presupuestos de 2010 de la Junta de Andalucía recogen con la asignación en ellos de 1.003.268 euros. Antes, en noviembre de 2009, la Junta destina más de 530.000 euros a la ampliación del trazado de colectores de dicho municipio hasta la futura EDAR, con un plazo de ejecución de seis meses.

Mientras tanto, Los agricultores denuncian que se pueden ver acometidas de colectores a la sangradera, incluso una de ellas muy cerca de un camping habitado mayoritariamente por ciudadanos ingleses durante todo el año. Y el cauce en su recorrido va filtrando las aguas contaminantes al nivel freático de la vega baja. "No hay ningún pozo cuya agua pueda ser usada para el consumo humano, como antes", señala otro agricultor.

El retraso en la construcción de la EDAR motiva un expediente de queja del Defensor del Pueblo Andaluz, que actúa de oficio ante la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que responde que está todo "en proyecto". De "extraordinario incumplimiento" califica el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Málaga (mayo de 2016); pero no queda ahí la cosa, la Comisión Europea, que financia las obras, en un informe sobre el período 2012-2014, pone nota: Conformidad, desobediente; tratamiento, incumplido; rendimiento, incumplido.

En proyecto

La respuesta de la Junta es "en proyecto" y la licitación en febrero de 2016 de la redacción de la documentación para "la agrupación de vertidos y Estación Depuradora de Aguas Residuales de Mollina", poco más de 150.000 euros. Casi un año más tarde el PSOE malagueño (gobierna en la Junta) asegura de nuevo que se está redactando el proyecto. Año y medio más tarde (junio de 2018) el Ayuntamiento de Mollina (PP) denuncia un retraso de 30 meses. Todo son retrasos y las aguas contaminantes siguen su cauce contaminante.