Yolanda Valdeolivas, actual secretaria de Estado de Empleo, ha reconocido que el Gobierno está sopesando la idea de introducir el modelo conocido como mochila austríaca aunque, hoy por hoy, no hay paridad y cuenta con importantes objeciones por parte de algunos agentes sociales.

Muchos expertos están en contra de la mochila austriaca

Los sindicatos estarían en contra de esta medida ya que podría significar el abaratamiento del despido y la finalización del seguro de desempleo de hoy en día, mientras que la patronal muestra dudas sobre como se realizaría la financiación y los tipos de incentivos de los que se podrían beneficiar gracias a sus aportaciones.

El modelo austríaco se ha convertido en un referente para muchos países de la Unión Europea. Austria es uno de los países con menor tasa de desempleo, con menos del 6% desde hace más de diez años. En el año 2003 puso en marcha una reforma laboral en la que se incluía un fondo de capitalización de manera individual para cada uno de los trabajadores, ya que no existía ningún tipo de indemnización por despido, de manera que cada empresa estaba obligada a aportar una parte del salario bruto de sus trabajadores a unos determinados fondos.

La cuantía económica de la mochila es invertida en una entidad financiera para lograr el mayor rendimiento posible, bajo la garantía del Estado, y permitiendo a las empresas despedir al empleado bajo un coste cero, ya que este puede hacer uso de la cantidad económica que se ha ido acumulando por parte de la empresa; pero, también, se puede emplear como complemento a la pensión pública por jubilación.

En España no es un tema ajeno tanto en los debates políticos como sociales, aunque nunca se ha dado el paso de implantarla.

La vez que estuvo más cerca fue durante el Gobierno Socialista liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, ya que se recogió dentro de su reforma laboral del año 2010, pero nunca se concretó ni cómo sería ni se decidió ponerla en marcha tras la realización de un informe de una comisión formada por expertos que acabó concluyendo que aplicarla llevaría un coste cercano al 1% del PIB de entonces (más o menos, 10.000 millones de euros).

Este fondo debería haber entrado en vigor en el año 2012 y suponía la creación (sin que se vieran aumentadas las cotizaciones empresariales) de un depósito que podría ser empleado por los propios trabajadores en caso de despido, de cambio de domicilio, para poder formarse o en caso de jubilación.

El Partido Popular incluyó la mochila austríaca en el año 2011, dentro de su programa electoral para las elecciones generales, aunque no tomó ninguna medida para ponerla en marcha; hasta que en el año 2017 decidió apoyar una iniciativa en el Congreso por parte del PdeCAT para que se pusiera en marcha durante el año 2020.

Esta iniciativa tampoco se llegó a desarrollar.

El principal beneficio para el trabajador sería la seguridad ya que el fondo es inseparable de la vida laboral, por lo que no habría riesgos de que esta cantidad económica desapareciera en caso de cambiar de empresa.

Los trabajadores tienen muchas dudas sobre el futuro de esta idea

Pero, también hay una parte negativa: a diferencia de lo que sucede en Austria, donde la cantidad económica proviene del propio salario del trabajador. En España es la empresa la que tendría que encargarse de la misma, lo que aumentaría de manera considerable el gasto salarial.

Las mayores dudas vienen de parte de los propios trabajadores: ¿Durante cuánto tiempo se podría llegar a cobrar dicho fondo?

¿Cómo se llevaría a cabo la distribución? ¿Qué sucedería si el fondo se terminase y el empleado no hubiera encontrado empleo?

Un modelo que provoca muchas dudas entre los expertos y que podría ser una respuesta ante el problema actual de como asegurar las pensiones en un futuro.