El equipo de la capital estadounidense se sobrepuso a la barrida de tres juegos que les habían propinado los Astros en su visita a Washington, ganándoles 6 x 2 el séptimo juego de la Serie Mundial. Aunque Houston tenía a su favor lo hecho cuando jugaron de visitantes en la casa de los Nacionales, estos no se dejaron dominar por el desespero, ni la ansiedad y tal como lo habían hecho con Milwaukee, Los Ángeles (Dodgers) y San Luis, econtraron la clave para resurgir.
Varios rivales quisieron sacarlos pero nada pudo impedir su coronación
Contrario al caso de los Astros de Houston, los Nacionales de Washington nunca fueron favoritos para hacer lo que hicieron. Desde la ronda eliminatoria, la popularidad siempre giró en torno a otras organizaciones como los Yankees de Nueva York o los propios Astros en la Liga Americana o los Bravos de Atlanta en la Nacional. Sin embargo Washington estaba ahí, pero nadie lo había notado, hasta que su desempeño obligó a que todos dirigieran su mirada hacia ellos.
Después de una racha positiva en la segunda parte de la ronda eliminatoria, los Nacionales hicieron méritos para buscar su pase a los Play Off por la vía del comodín y fue en esa instancia que comenzaron a captar mucho más atención.
Nadie imaginó que estarían en la postemporada, pero sin embargo pasaron venciendo a Milwaukee de una forma poco común, porque se vieron obligados a remontar un marcador adverso y lo consiguieron para imponerse 4 x 3.
Los Dodgers de los Ángeles, tampoco pudieron sacarlos del camino. A lo largo de la serie pautada a 5 juegos para ganar 3, el equipo dirigido por Dave Martínez, batalló como un Titán y llevó la serie a 5 choques. Las emociones de dicha serie superaron las del juego por el comodín, porque el compromiso decisivo se definió en entradas extras y Washington resolvió a lo grande. En el décimo ininng batearon un jonrón con las bases llenas (Howie Kendrick), y avanzaron de forma dramática.
A estas alturas del camino, era imposible no tomar en cuenta a Washington para que llegara hasta el final. Ante su siguiente adversario, los Cardenales de San Luis, se crecieron todavía más. En esa instancia no conocieron la derrota y ganaron uno tras otro los cuatro choques necesarios para llegar hasta la Serie Mundial, dejando boquiabierto al mundo del béisbol y poniendo a pensar a los propios Astros, que buscaban su pase ante los Yankees de Nueva York.
Washington reaccionó a tiempo y le arrebató el trofeo a los Astros en su casa
Aunque los Astros resaltaban para levantar el trofeo, Washington dejó a todos pasmados cuando le propinó dos derrotas jugando como visitantes en Houston. Su rendimiento hizo caso omiso a los pergaminos que mostraban los siderales y tampoco importaron los más de 40 mil fanáticos presentes en el Minute Maid Park (estadio de los Astros), que asistieron para aupar a su equipo, pero fueron silenciados por el accionar de los visitantes.
Como se supo, jugando como locales sufrieron una regresión porque resbalaron en los 3 juegos pautados en el National Park (estadio de los Nacionales). Las alarmas se encendieron y los pronóstico cambiaron de dirección bruscamente, vaciando todo el favoritismo en los Astros, porque la serie regresaba a Houston. Entonces sucedió algo insólito, Washington se sobrepuso a la adversidad, ganó los 2 juegos y le arrebató el trofeo a los Astros en su propia casa.
Lo impensable sucedió. El que no estaba apareció. El que no creía creyó y los Nacionales de Washington contra todo pronóstico, se envalentonaron desde el cierre de la temporada regular y completaron un Gesta Heroica.