Por el hecho de parecer improbable que el microorganismo infeccioso sea exterminado, únicamente, con medidas de contención; se avanza aceleradamente en el desarrollo de vacunas. Organismos de salud, así como la industria farmacéutica mundial, aspiran a disminuir significativamente el tiempo que tarda una vacuna en ingresar al mercado, que por lo general es de 10 a 15 años, para ubicarlo en el lapso de un año, como máximo.
A nivel mundial, existe en estudio 70 vacunas contra el coronavirus, de las cuales, tres ya se prueban en seres humanos, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en tanto que las farmacéuticas se adelantan en hallar una cura para el peligroso virus.
Farmacéuticas e instituciones abocadas a la búsqueda de la vacuna
La que tiene mayor adelanto en el protocolo clínico, es el compuesto presentado por la firma CanSino Biologics Inc y el Instituto de Biotecnología de Beijing; por cuanto ya se encuentra en la etapa 2 del procedimiento de aprobación.
Las farmacéuticas estadounidenses Moderna Inc. e Inovio Pharmaceuticals Inc. prueban en humanos las otras dos vacunas, mediante ensayos aplicados por separado.
Dentro de los otros experimentos, inclusive, se habla de una probable llegada de una vacuna para este mismo año. La Universidad de Oxford labora en una vacuna para el Coronavirus, la cual podría estar a disposición del público para el otoño en Europa.
El equipo de investigación, a cargo de la profesora de inmunología, Sarah Gilbert, aseguro que es muy probable que se tenga para septiembre, si todo marcha de acuerdo a lo planificado.
En declaraciones ofrecidas al periódico londinense The Times, la científica Gilbert consideró que en estos momentos nadie puede garantizar que funcionará, así como tampoco dar una fecha precisa; pero que se debe hacer todo lo que se pueda y tan rápido como se pueda.
El equipo de científicos tiene una versión preliminar de la vacuna, que estará acondicionada para comenzar los ensayos clínicos dentro de quince días. Para la profesora Gilbert, su vacuna presenta un 80 % de probabilidades de éxito. Para que la vacuna pueda estar disponible para septiembre, habría que elaborar millones de dosis, inclusive antes de que esas investigaciones finalicen.
La doctora Sarah Gilbert desea que el gobierno de su país, y el de todos los países del mundo, destinen millones de dólares para que esto sea una realidad; algo a lo que han sido renuentes a hacer en años pasados.
Finalmente, la especialista reflexiona que a las vacunas no se les asigna dinero suficiente, a pesar de ser la intervención sanitaria más rentable. Permanentemente, el gremio médico ha estado manifestando por años que se necesitan muchas vacunas contra esos patógenos de brotes, y que los organismos sanitarios deben ser capaces de moverse con mayor rapidez, cuando existe una nueva pandemia.
Para el momento se tienen registrados 120 mil fallecidos por el COVID-19, según el centro de datos de la Universidad Johns Hopkins, de los Estados Unidos.
Ante ese incremento incesante, las empresas farmacéuticas a nivel mundial, se han abocado a intentar desarrollar una vacuna, que sería la forma más eficiente de dominar el virus. Renombradas multinacionales farmacéuticas como Pfizer Inc. y Sanofi poseen proyectos de vacunas en etapas pre clínicas, según informe de la OMS.
Otras empresas trabajan en la misma dirección, ejemplo de ello es la farmacéutica CanSino, quien manifestó el mes pasado que fue notificada de la aprobación reguladora china, para iniciar las pruebas de su vacuna en humanos.
Por su parte, la empresa Moderna, con sede en Massachusetts, que hasta la fecha no ha lanzado un medicamento, fue notificada en marzo de la aprobación reguladora para comenzar con los ensayos en humanos, obviando los años de experimentos con animales, que es el protocolo en el desarrollo de vacunas.
A su vez, Inovio, con sede principal en Pensilvania, inició sus pruebas en humanos hace una semana.
Mecanismo para producir las vacunas
Al ingresar un virus al organismo por primera vez, se producen a las semanas anticuerpos y otras técnicas de defensa para enfrentarlo. Pero esto le concede al virus suficiente tiempo para multiplicarse y contagiar a otros individuos
No obstante, el sistema inmunológico está dotado de memoria. Si el organismo identifica un virus, puede accionar con rapidez sus defensas para enfrentar al invasor y anularlo antes de que tenga curso una infección.
Esto es lo que se persigue precisamente con las vacunas: generar defensas contra un virus al que se puede estar expuesto a futuro.
Vale destacar que no todas las vacunas producen el mismo rango de preparación inmunológica; sí la respuesta inmunológica inicial es fuerte, mejor es la vacuna, y aunque no sea así es mejor estar algo preparado, que no estarlo en absoluto.
La forma típica de desarrollar una vacuna es suministrar a los pacientes, virus inactivados, los cuales no enferman, pero una vez que entran en contacto con el sistema inmunológico se exponen al virus inactivado, se formarán entonces las herramientas para enfrentarlo en el futuro, de ser necesario.
Sin embargo, esto tiene sus complicaciones. No es fácil hacer desarrollarse un virus nuevo a escala industrial; el proceso en sí es lento, complicado y de riesgo. Por ejemplo, la vacuna contra la gripe se genera al inocularles el virus a millones de huevos de aves de corral.
El procedimiento se demora cuatro meses. Asimismo, cuando se manipula un virus que no tiene una medicación o vacuna para combatirlo, por norma de seguridad no hay que hacerlo crecer en voluminosas cantidades por temor a que se pueda filtrar por accidente, y torne más grave la situación.
Por la contingencia de este nuevo coronavirus, se asume el tiempo como asunto de vida o muerte; con un aproximado de 50 laboratorios públicos y privados abocados a producir una solución que pueda frenarlo; para ello utilizan métodos novedosos, seguros y más expeditos para generar la vacuna anhelada.