La enfermedad de las vacas locas también conocida como encefalopatía espongiforme bovina es una patología es causada por priones y puede afectar al ser humano mediante el consumo de tejido nervioso proveniente de Animales infectados, por lo tanto es una zoonosis. La enfermedad de las vacas locas pertenece a una familia de raras Enfermedades, como la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, entidad nosológica detectada en el ser humano en el año 1996.

Los priones son proteínas estructuralmente modificadas, debido a un cambio conformacional que les confiere la capacidad de producir enfermedad.

Esta patología produce cambios degenerativos del sistema nervioso central del ganado vacuno y está caracterizada por la aparición de signos clínicos neurológicos en animales adultos que puede evolucionar desfavorablemente hasta ocasionar la muerte del animal.

Síntomas

El periodo de incubación es prolongado, por tanto los signos clínicos aparecen entre 4 ó 5 años después de la infección. El prion se acumula en las células nerviosas propiciando la muerte celular. El análisis histopatológico del tejido nervioso afectado deja en evidencia la presencia de vacuolas que dan un aspecto de esponja al tejido, por lo cual se le da el nombre a la enfermedad.

Los animales enfermos suelen presentar signos nerviosos variados como: comportamiento agresivo o nervioso, depresión marcada, hiperestesia y temblores; pueden adoptar posiciones anormales durante la estación y la marcha, manifestando evidente incoordinación y dificultad para ponerse en estación; todo esto conlleva a una pérdida progresiva del peso corporal y disminución de la producción láctea.

La muerte puede ocurrir entre dos y seis después del inicio de la sintomatología nerviosa.

Transmisión y aspectos epidemiológicos

La enfermedad se transmite entre los bovinos a través del consumo de desechos de subproductos de origen animal, principalmente de bovinos u ovinos infectados con los priones, los cuales son altamente resistentes a las altas temperaturas.

La enfermedad puede transmitirse además mediante la administración de fármacos de origen bovino, provenientes de animales infectados, principalmente la somatotropina u hormona de crecimiento. También se ha descrito que existe la posibilidad de transmisión vertical de madres enfermas a sus crías.

El riesgo de padecer la enfermedad de las vacas locas es mucho más elevado en ganado lechero que en ganaderías de carne, debido a una mayor exposición a raciones de alimento balanceado comercial que pudiese contener en su composición harina de carne y hueso contaminada con el prion.

Esta patología fue diagnosticada por primera vez en Inglaterra en el año 1986 y a partir de esa fecha han sido reportados más de 190.000 casos a nivel mundial, principalmente en el (184.508). El resto de los casos han sido registrados en otros países de Europa, Israel, Japón, Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica.

Los estudios apuntan a que el origen de esta enfermedad se debe al uso de harinas de hueso, sangre, carne y otros tejidos de ganado ovino y caprino como insumos para la suplementación alimenticia del ganado vacuno, lo cual favoreció la transmisión de la enfermedad llamada scrapie, propia de los pequeños rumiantes, hacia los bovinos y luego al humano.

Prevención y control

Entre las medidas preventivas aplicadas en algunos países se tiene la prohibición del uso de algunos tejidos de alto riesgo para la transmisión de la encefalitis espongiforme en la alimentación del ser humano.

Algunos de los tejidos incluidos en la lista son cerebro, ojos, ganglios de la raíz dorsal, médula espinal y algunas vertebral de animales bovinos que sean beneficiadas con edad igual o superior a los 30 meses. En países de alto riesgo (Unión Europea) se ha prohibido el consumo de estos tejidos cuando provienen de ganado bovino de más de 12 meses de edad.

En el caso de brotes epidémicos en poblaciones animales, en el 1998 en el Reino Unido fueron sacrificados e incinerados los animales sospechosos de haber adquirido la enfermedad como parte de las medidas sanitarias de control; la cifra estimada de animales sacrificados fue de al menos 20.000 bovinos.