Al pensar en un planeta, seguramente, lo imaginamos más o menos detallado y colorido. Quizás recordemos las fotografías de la Tierra, con su azul brillante y el blanco nebuloso en movimiento. Hasta puede que acuda a nuestro recuerdo la foto de la Tierra desde los límites del Sistema Solar, captada por la Voyager 1, y las palabras de Carl Sagan hablando, emocionadamente, de aquel lejano, pero precioso, punto azul pálido.

Sin embargo, los científicos amplían nuestra imaginación descubriéndonos la presencia de una serie de planetas que absorben más luz que la que reflejan. Son planetas oscuros, de atmósferas exóticas, difíciles de detectar, sorprendentes por sus composiciones y su grandeza.

¿Cómo ver un planeta que apenas refleja luz?

La astronomía es una ciencia que vive de la luz que nos llega, aunque posee múltiples instrumentos que ven más allá de ella, rastreando frecuencias y radiaciones múltiples. Sus datos no siempre son recibidos directamente, sino que deben ser interpretados a partir de sombras y perturbaciones.

Volviendo a una de las citas iniciales, la Voyager 1 realizó una serie de fotografías de planetas, a diferentes distancias, desvelando nuevos detalles (cuando estaba cerca) o mostrando la lejanía de su posición (al disparar desde lejos). Todas esas fotografías las realizó gracias a que existían fuentes de luz que recoger, por mínimas que fueran.

Sin embargo, ¿qué sucede cuando un cuerpo apenas emite, o refleja, luz? Que hay que trabajar con su sombra, descubrir su presencia de modo indirecto. Y luego, seguirle la pista. Los astrónomos han desarrollado una manera muy curiosa de descubrir nuevos cuerpos celestes de este modo. Básicamente, se observan estrellas. Las que muestren variaciones de luminosidad se investigan, para ver si algo pasa delante de ellas.

Si es así, se les dedica una atención especial, de modo que pueda saberse más sobre el posible objeto que las oculta, parcial o totalmente.

Así, explicado muy rudimentariamente, se percibe la presencia de planetas que no son observables directamente, o que capturan más luz de la que reflejan.

El gigante ardiente de color púrpura oscuro

Mediante la observación indirecta se descubrieron planetas oscuros como el impresionante WASP-104b. Se trata de un gigante gaseoso, parecido a nuestro Júpiter. A diferencia de este, la cercanía con su estrella ha arrasado su atmósfera y se mueve alrededor de ella en una rapidísima órbita de poco más de día y medio.

A pesar de esa cercanía es un cuerpo oscuro y se estima que solo refleja un 1 % de la luz que recibe.

Su nebulosa atmósfera, de más de 1000 ºC, compuesta por altas cantidades de sodio y potasio, es de tonalidad oscura, quizás de un púrpura negruzco.

Según las estimaciones, estaría dentro de los 5 planetas más oscuros detectados hasta ahora. Se encuentra a unos 466 años luz de la Tierra y se espera que futuros telescopios espaciales lo estudien con mejores aparatos, a partir de 2020.