Unos insectos muy especiales
Las termitas o isópteros representan un infraorden de insectos incluidos dentro del orden Blattodea (el de las cucarachas). Son insectos sociales muy jerarquizados (al igual que las hormigas o las abejas) que viven en termiteros que ellas mismas construyen. Su alimento se basa principalmente en la celulosa presente en la madera, de la cual pueden obtener los diferentes nutrientes gracias a los microorganismos presentes en sus intestinos, que rompen este polisacárido.
Están principalmente presentes, y de una forma muy diversificada, en Australia, África y Suramérica.
La forma a través de la cual las termitas se alimentan entre ellas, de forma general, es mediante la denominada como trofalaxia. Ésta se basa en la búsqueda y consumo de la celulosa presente en la madera por parte de las termitas exploradoras u obreras. Ya en el termitero, estas termitas le cederán parte del alimento que consumieron a varias de sus compañeras a través de su ano: transmisión del alimento vía ano-boca.
Un mundo de vida en sus intestinos
La microbiota intestinal de las termitas está formada por un complejo y muy variado conjunto de microorganismos que incluyen bacterias, hongos y protistas capaces de digerir compuestos como la lignocelulosa de la madera. Pero, si sus microorganismos intestinales son tan importantes para que puedan alimentarse ¿cómo llegan hasta allí?
La Unidad de Genómica Evolutiva del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (Japón) ha intentado responder a esta pregunta mediante la recolección de 94 especies diferentes de termitas en cuatro continentes (Oceanía, Asia, América del Sur y África) y el análisis de 211 grupos bacterianos en sus intestinos. Para ello, extrajeron el material genético de sus intestinos y lo secuenciaron mediante un fragmento genético específico de bacterias (ARNr 16S), así obtuvieron árboles genealógicos que dilucidaron la historia evolutiva de cada una de las microbiotas.
De esta forma consiguieron determinar como las termitas obtienen sus bacterias intestinales mediante la trofalaxia entre los miembros de su propio termitero (transmisión vertical) y con las termitas de otras colonias diferentes (transmisión horizontal). La transmisión vertical permite que bacterias y termitas evolucionen conjuntamente, especializándose en dietas y hábitats muy específicos.
Por otro lado, la transmisión horizontal también se puede llevars a cabo en las peleas entre miembros de termiteros diferentes, pues el ganador se come al perdedor, incluido su intestino.
Por lo tanto, los microorganismos intestinales de las termitas son imprescindibles para su supervivencia y, aunque la principal forma de obtención de los mismos es a través del consumo de las heces de otros miembros de su colonia, también pueden consumir las de otros termiteros e incluso a los individuos completos.
“La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad es como si no existiera”