Los riesgos de ser muy sociables
Las hormigas son unos insectos himenópteros pertenecientes todas ellas a la familia Formicidae. Se les denomina insectos eusociales, pues en ellos se da el nivel más alto de organización social que existe en los animales, caracterizado por una colonia o nido donde pueden encontrarse viviendo varias generaciones simultáneamente, en la cual los adultos cuidan de las crías y se encuentran divididos en diferentes castas. Este nivel de división jerárquica incluye a individuos con capacidad reproductiva denominadas reinas, junto con algunos machos en determinadas épocas del año, e individuos no reproductivos que serían las hormigas obreras, encargadas de los diferentes trabajos dentro y fuera del nido, y las soldado, encargadas de la defensa.
Las colonias de hormigas actúan como “superorganismos”, trabajando todas ellas como un solo ente por el bien de la colonia. Esto les ha permitido colonizar prácticamente todos los hábitats terrestres posibles, gracias a la importantísima comunicación constante que existe entre todas ellas, al emitir y percibir una sustancia volátil denominada como feromona. Pero las condiciones en las que viven presentan también una serie de riesgos dentro de los cuales cabe destacar la fácil transmisión de enfermedades microbianas, al estar constantemente en contacto unas con otras en lugares oscuros, húmedos y con una temperatura constante. Para evitarlo, normalmente, las hormigas más viejas se encargan de sacar fuera del hormiguero cualquier hormiga que noten que ha fallecido (proceso denominado necroforesis), gracias a que son capaces de percibir pequeños cambios en la química interna de sus compañeras, además, las más jóvenes se encargan de mantener el nido siempre en buenas condiciones de higiene.
Nuevos oficios para las reinas
Existe una época del año en que los individuos fértiles del nido salen fuera y se reproducen en el denominado vuelo nupcial, pues son alados. Posteriormente, los machos mueren y las hembras fecundadas buscan un lugar óptimo para formar su hormiguero, donde comenzarán a poner los huevos de los que saldrán sus obreras.
Este proceso de formación del nuevo nido puede llevarse a cabo por dos hormigas reinas juntas, denominándose cofundación, formando una colonia alrededor de ambas.
Hay ocasiones en las que una de las reinas cofundadoras está infectada por algún patógeno y muere mientras está formando el nido con su compañera. En esta situación, aún es pronto para que haya hormigas obreras en el nido que saquen el cadáver al exterior, pero representa un peligro muy grande para el futuro de sus hijas y el suyo propio, por lo que la reina superviviente desmiembra en pequeños trozos a su compañera y la entierra, eliminando el foco de infección.
El descubrimiento de este comportamiento fórmico ha sido llevado a cabo por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria.
“La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad es como si no existiera”