El Universo, en su parte visible, contiene 100.000 millones de galaxias, cada una de ellas con sus millones de estrellas. Entre toda esta inmensidad se alberga el llamado Planeta Tierra. Nuestro planeta tiene un diámetro de 12.750 km., una densidad de 5,51g/cm³ y gira alrededor del Sol a 106 km/h. La magnitud de tales cifras hace que nuestra mente tenga que realizar un esfuerzo enorme para comprender, no sólo el tamaño de nuestro hogar sino también el del ecosistema en el que se mueve.

Y es que en el universo las distancias, velocidades, masas y volúmenes son colosales.

Por ejemplo, la galaxia de Andrómeda está a tan sólo 2 millones y medio de años luz de la Tierra. A nuestra mente le parece inconcebible comprender estas cifras y es por ello que el ser humano ha necesitado convertir estos valores absolutos en valores relativos.

Gracias a las matemáticas, hemos podido realizar un ejercicio de cálculo para trasladar la inmensidad del universo a nuestra realidad terrenal. Escalar el cosmos hace que podamos seguir estudiándolo para lograr comprenderlo y lo que es más importante, llegar a explorarlo.

Desde la antigüedad nuestra civilización se ha sentido atraída por el universo, ha observado las estrellas y ha creado teorías, incluso leyendas, que giran en torno a ellas con el objetivo de acercarnos al conocimiento del lugar del que procedemos.

La estrella que más nos ha cautivado, por ser la responsable de que haya Vida en nuestro planeta, es el Sol. El Sol es el mayor objeto de nuestro sistema solar, 1.000 veces más grande que Júpiter, y éste a su vez, es 300 veces más denso que la Tierra.

Sin embargo nuestro Sol no es más que un objeto pequeño dentro de la inmensidad del universo

La estrella Regulus, situada a 1,75 años luz de nuestro sistema solar y que se encuentra en el centro de la Constelación de Leo, es tres veces y media más grande que nuestro Sol. Sin embargo, Regulus tampoco es uno de los grandes titanes del cosmos.

Una de las mayores estrellas hasta ahora descubiertas se llama Gran Nube de Magallanes y orbita la Vía Láctea desde una Galaxia satélite que está en medio de una nebulosa llamada Nebulosa de la Tarántula.

Sin embargo, la R136A sí puede ser considerada como uno de los mayores titanes que hoy conocemos. Se trata de una estrella joven, con apenas 1 millón de años de vida. Su temperatura es de 39.000 grados, esto es 7 veces superior a la de nuestro Sol. Antes del 2010 se creía que no había estrellas que superaran en más de 150 veces el tamaño de nuestro Sol, sin embargo la R136A es de 250 a 300 veces mayor que nuestra estrella madre.

Pero en el universo no todo es cuestión de dimensiones. También existen una serie de objetos pequeños con una densidad que lleva a la fuerza de la gravedad a límites extremos.

La mayor densidad de masa que podemos ver en el universo está en un objeto estelar denominado Estrella de Neutrones.

Una Estrella de Neutrones es el núcleo remanente de un estallido en supernova con una masa comprimida de forma inimaginable. Tiene más del doble de la masa de nuestro Sol comprimida en un volumen de unos 16 km. de diámetro. Si quisiésemos aterrizar en ella sería imposible porque pesaríamos unas 5.000.000 de veces más que en la Tierra.

Como vemos la masa no es esencial para saber qué tamaño pueden alcanzar las mayores estrellas del universo. Nuestro universo está lleno de titanes que ocupan una enorme cantidad de espacio. Algunos de los puntos de luz que vemos en el cielo son estrellas tan grandes que podrían engullir todo nuestro sistema solar.

Cuando nos lanzamos en el estudio del universo y tomamos conciencia de la inmensidad del mismo, nos damos cuenta que no es sensato creer que estemos solos. Sin embargo, del mismo modo que las probabilidades de coexistir con otras formas de vida inteligentes son escandalosamente altas, las probabilidades de que hayan logrado realizar viajes interestelares y atravesado tan inconcebibles distancias también disminuyen.

Aún, así, que sea complejo científicamente y que nosotros no hayamos dando con el conocimiento y la tecnología necesaria para ello, no quiere decir que otras formas de vida no lo hayan logrado. Por lo que la gran pregunta que desde hace milenios se mueve entre nosotros es....

Si no estamos solos, ¿habrán visitado ya nuestro planeta otros seres inteligentes?

Al fin y al cabo ninguna estrella es imperecedera, ningún planeta se configura como un hogar eterno, y eso hace, precisamente, que las formas de vida inteligentes decidan explorar el universo y buscar dónde continuar evolucionando.