Los seres humanos estamos en constante evolución. No sólo los avances científicos y tecnológicos lo confirman, sino también nuestro desarrollo personal. En un principio, el ser humano sólo se preocupaba por satisfacer sus necesidades básicas, como alimento, comida, vestido, etc. Posteriormente las motivaciones se fueron ampliando a medida que el hombre se enfrentaba a nuevos retos y desafíos.

La Motivación refleja el deseo de una persona de llenar ciertas necesidades y expectativas. Las diferentes teorías de motivación tratan sobre el Desarrollo personal, por lo que se puede enfocar su estudio desde diferentes puntos: sociales, laborales e incluso espirituales.

Recientes investigaciones sobre motivación en el área laboral y profesional se han centrando en la motivación intrínseca destinada satisfacer los deseos internos (superación, aprendizaje, placer) del individuo y no sólo en la motivación extrínseca, que proviene de lo externo (recompensas, gratificaciones monetarias, entre otras).

Motivación 3.0

La llamada Motivación 3.0, término creado por Daniel Pink en su exitoso libro La sorprendente verdad de lo que nos motiva, hace referencia a la necesidad de actualizarnos y adaptarnos a nuevas realidades, si queremos reforzar nuestras organizaciones y obtener mejores resultados.

La Motivación 3.0 está basada en el compromiso y no en la obligación que pueda experimentar una persona al realizar cualquier trabajo y depende de tres motores: la autonomía, el dominio y el propósito.

La autonomía se define como la capacidad que tiene un individuo de sentir, pensar y tomar decisiones por sí mismo. Este concepto abarca una serie de características y elementos referentes con la autogestión personal. Entre esos elementos tenemos la autoestima, la actitud positiva ante la vida, el análisis correcto de las normas sociales y la autosuficiencia.

Estos efectos se trasladan al entorno laboral. Por ejemplo, los investigadores de Cornell University estudiaron 320 pequeños negocios: la mitad de ellos daba libertad a los empleados para tomar decisiones sin recibir órdenes directas, mientras que la otra mitad funcionaba con una estructura de jefe-subordinado. Las empresas que ofrecían autonomía crecieron a un ritmo cuatro veces mayor que las basadas en el control y obtenían un tercio más de beneficios.

El segundo motor de la motivación 3.0 es la maestría o el dominio personal, que consiste en que el individuo aprenda a reconocer sus verdaderas capacidades y pueda aplicarlas en pro de optimizar su trabajo. Esta visión aumentará la disposición para proponer soluciones creativas y aceptar el compromiso de crecer junto con la organización. El domino crea fluidez en el trabajo que se realiza, produciendo un estado de equilibrio, concentración y satisfacción.

Por último tenemos el propósito como motivador; “la satisfacción no depende meramente de tener objetivos, sino de que sean adecuados”, apunta Daniel Pink en su libro. Si se persiguen fines netamente económicos, se puede experimentar insatisfacción y la tendencia es aumentar el tamaño y amplitud de los objetivos, buscar más dinero o más apreciación externa, lo que puede producir ansiedad, infelicidad y frustración.

El individuo necesita experiencias más significativas y enriquecedoras para su vida, encontrarle un sentido más profundo a lo que hace, identificarse con un propósito y ponerse al servicio de una causa que vaya más allá de los beneficios económicos.

Incorporar estas apreciaciones tan positivas para el crecimiento mutuo de los trabajadores y las empresas, es sin duda un desafío para las organizaciones modernas, pero también un paso esencial en la evolución humana.