En los últimos años, en más de 200 excavaciones, se han encontrado restos óseos de gigantes. Estos hallazgos de esqueletos gigantes no han tenido cabida en los medios de comunicación locales o nacionales desde la década de 1950. Parece ser que no interesa que se cuestione la teoría de la evolución.
El 4 de mayo de 1912 el New York Times informó del descubrimiento de los hermanos Peterson en una granja al sur de Wisconsin: 18 esqueletos con alturas de entre 2,30m y 3,1m. Pero la altura no es la única diferencia con los humanos normales, sino que además, tienen 6 dedos en pies y manos, una doble hilera de dientes, y se diferencian varias razas entre ellos al igual que los seres humanos.
Los cráneos de estos seres suelen ser más alargados de lo normal, lo que se piensa que les proporcionaba una esperanza de vida muy superior a la que creemos posible hoy.
Este no es el único caso, incluso en el mismo estado se han vuelto a encontrar más gigantes, y también por toda América y el resto del mundo. Los gigantes americanos ,que en su mayoría eran pelirrojos, solían llevar junto a ellos en sus sepulcros : manuscritos egipcios, creando aun mucha más confusión para los historiadores.
Durante más de 100 años se han ido encontrando restos de esta antigua cultura de gigantes, que se estima que en América perduro del 3.400 AC. hasta el siglo XVI. Se han encontrado pirámides y túmulos funerarios en forma de montículo, corroborando la existencia de poblaciones de hasta 200.000 de estos seres.
En Minnesota, Iowa, Illinois, Ohio, Kentucky y Nueva York también han aparecido osamentas de este tipo.
Pero estos esqueletos deberían verse en museos, cosa que no es así. La Institución Smithsonian ha sido acusada de intentar ocultar al público deliberadamente la información sobre los gigantes y de ocultar bajo llave los restos arqueológicos óseos de estos seres.
Esta información podría dar las claves para entender los orígenes de la humanidad, el surgimiento de la vida e innumerables preguntas más; cuyas respuestas creemos imposibles de saber o solo nos dejamos llevar por descabelladas teorías sin prueba o pura base científica.