El síndrome alcohólico fetal (SAF) es uno de los síndromes de influencia prenatal. Es un trastorno que se produce durante la gestación ocasionado por el consumo de alcohol por parte de la madre. Aunque es un diagnostico poco conocido, algunos especialistas hacen la salvedad el SAF (Síndrome alcohólico fetal) y el EAF (Efectos alcoholismo fetal), dependiendo de la cantidad de alcohol injerida por la madre y el momento.

Con frecuencia, la mayor cantidad de alcohol que una gestante ingiere durante el embarazo, es en el primer trimestre. Dependiendo las condiciones socio ambientales de la mujer, es factible que desconozca su estado y por ello consuma alcohol como haría sin estar embarazada.

Centro de Adicción y Salud Mental de Canadá ha hecho público un informe con los primeros datos sobre este síndrome. Según esta investigación, un 10 % de las mujeres embarazadas consumen alcohol regularmente durante la gestación. Cifra que se traduce en 15 de cada 10 mil personas sufran en vida las consecuencias. Aunque otros estudios aseguran que alrededor del 50 % de las embarazadas de la Unión Europea mantiene el consumo habitual de alcohol durante la gestación.

El Síndrome de alcoholismo fetal posee características que, gracias al trabajo y la difusión de las familias adoptantes, tienen tratamiento. Psicológicamente son niños con problemas de atención, muchos diagnosticados con TDAH, hiperactivos y con problemas de sociabilización.

También pueden presentarse poca capacidad para reflexionar y una impulsividad desmedida. Muchos padres han comenzado a detectar el problema gracias a las exageradas rabietas de los pequeños. En algunos casos, los problemas físicos son visibles desde un primer momento, como la microcefalia o ciertas anomalías faciales, sin embargo, las consecuencias más graves no se ven con facilidad.

Los niños que han sido gestados bajo el consumo de alcohol pueden tener conductas obsesivas, sufrir epilepsia, tener dificultadas en el habla y serios problemas para la adaptación social. Factores que se agravan con la llegada de la adolescencia. Son mucho más pequeños que los niños que no han vivido esa situación, especialmente al nacer.

Con frecuencia, se cree que el 80 % de los recién nacidos, están por debajo de su peso y talla.

Pese a que la mayoría de los casos detectados provienen de adopciones internacionales, Rusia y Ucrania específicamente, en España la cifra de bebes con este síndrome crece. En el país, 2 de cada 1 mil recién nacido lo padece.

Se ha demostrado clínicamente que la ingesta de alcohol por parte de una mujer embarazada destruye el 30 % de las células del cerebro de un neonato. Para que un niño sufra este trastorno no es necesario que su madre sea alcohólica o se haya emborrachado al menos una vez durante el embarazo. Los estudios hablan de mujeres que toman una copa de vino a la semana.

Aunque es un fenómeno de estudios recientes, de momento no se ha encontrado una cura para esta situación. La detección temprana, el amor de los padres y la familia, la contención social y un ambiente seguro, así como un adecuado tratamiento médico mejoran y ayuda la vida de los pequeños que lo padecen.