Luego de un viaje a Estados Unidos el joven banquero belga Georges Nagelmackers regresó entusiasmado con la idea de unir toda Europa mediante el ferrocarril. Puso manos a la obra y el 4 de octubre de 1883 iniciaba su primer itinerario el elegante "Express d´Orient" que partía desde la Estación del Este en París rumbo a Estambul (entonces Constantinopla). Su inédito programa abarcaba las ciudades de Estrasburgo, Munich, Viena, Bucarest, Sofía, Belgrado y Budapest. Posteriormente se crearon rutas alternativas que incluían: Lausana, Milán, Venecia,Trieste.

Zurich, Atenas y Londres. En 1881 cambiaron su nombre por "Orient Express".

Vagones-restaurantes con servicio de excelencia; confortables y elegantes coches-camas; impecables servilletas bordadas; cubiertos bañados en plata y una tapicería de primera calidad hicieron del novedoso tren un sitio obligado para la burguesía y la aristocracia de la época, hecho que no impidió que ocurrieran las más divertidas anécdotas: cuentan que el Zar ruso Nicolás II exigía una decoración especial, Fernando I Príncipe de Bulgaria estuvo escondido en el baño diciendo que lo querían asesinar, el presidente de Francia se cayó de uno de los vagones en medio de la oscuridad y en una ocasión el rey de Bulgaria quiso conducirlo en la travesía por su país y tomó tal velocidad que puso en pánico al resto de los viajeros.

El vagón del armisticio

Pero no sólo fue escenario de las extravagancias de la burguesía. El vagón 2419 fue la escena donde se firmó el fin de la I Guerra Mundial el 18 de noviembre de 1918. Muchos años después el 21 de junio de 1940 por capricho de Hitler fue nuevamente testigo de la firma de la rendición de los franceses en la II Guerra Mundial.

Sin embargo cuando en 1944 la derrota del Tercer Reich era inminente ordenó a las SS destruirlo para que no fuera usado como trofeo de la victoria de sus enemigos.

Finalizado el peor conflicto bélico de la humanidad el Orient Express comenzó a declinar debido a los cambios geopolíticos de la región que convirtieron las fronteras en puntos muy hostiles.

Se había creado la Cortina de Hierro y cerrado varios cruces como el de Yugoslavia y Grecia o Bulgaria y Turquía. La situación era muy tensa y Europa del Este exigió usar sus propios vagones. Entre la apatía y el temor se iniciaba la decadencia del "mito sobre rieles".

Otros medios de transporte y la introducción de trenes de alta velocidad obligaron a la compañía de Nagelsmackers a poner fin a los viajes y finales del 2009 el Orient Express rendía su último itinerario. Sin embargo continuó viajando entre las páginas de los innumerables libros que inspiró. Es el caso de James Bond el agente 007 quien vive una historia de romance y acción sobre el tren a través del relato "Desde Rusia con amor" o cuando transportó a la fama al escritor Graham Green que lo llenó de imaginarios pasajeros en su novela "El tren de Estambul" y hasta el fantástico" Drácula" de Bram Stoker ha subido a bordo del mítico tren.

Pero donde parece fundirse realidad y ficción es de la mano de la perspicaz Agatha Christie quien lo ayudó a cruzar océanos a través de su novela policíaca "Asesinato en el Expreso de Oriente".que a la luz de los años y gracias a la maestría con que la genial escritora describe el suspenso nos parece ver al no menos ilustre Hércules Poirot en busca de pistas por los vagones, confundiéndose con leyendas de la vida real como Mata Hari o León Tolstoi que según cuentan eran pasajeros asiduos del Orient Express.