Después de una actuación como la que protagonizó Biffy Clyro en la pasada edición del festival Mad Cool, las expectativas de su vuelta a la capital eran altas. Miles de seguidores se reunieron el jueves 26 de enero en el antiguo Palacio de los Deportes, para comprobar de primera mano que la evolución hacia un estilo más comercial que ha experimentado el grupo en su último álbum, no debilita los ya legendarios directos de los de Simon Neil.

El show no decepcionó, pero eso era algo que se venía intuyendo incluso antes de su comienzo. Los británicos Frank Carter & The Rattlesnakes fueron los encargados de caldear el ambiente y de animar a un público ya de por sí entregado.

Les relevó una intro sombría y larga, un aperitivo para la descarga de adrenalina que supondría Wolves of Winter, tema que abre el disco Ellipsis y que también arrancó el concierto.

El resto de noche se basó en una sucesión de canciones pertenecientes principalmente al último trabajo de los escoceses, intercaladas con éxitos de Opposites y Only Revolutions, álbum gracias al que Biffy Clyro empezó a hacerse un nombre en nuestro país allá por 2009. Del mítico Puzzles sonaron dos únicos temas hacia el final del show, algo que quizá evidencie todavía más las diferencias entre la Música que el trío crea actualmente y la que creaba hace diez años, enfocada al punk y grunge.

El derroche de intensidad en Mountains, Black Chandelier o Animal Style dejó algunos de los momentos más especiales para los fans de la banda, que conectaron desde el primer minuto con Neil y los hermanos Johnston creando un ambiente vibrante y de complicidad absoluta.

Otros hits básicos como Biblical o Many of Horror fueron de los más coreados, y sirvieron como breve respiro para más tarde volver a sonidos puramente guitarreros.

Para algunos, esta variedad tan amplia de temas antiguos y nuevos en su setlist, deja entrever cierta debilidad en el último disco de Biffy Clyro, debilidad que ellos tratan de compensar interpretando canciones ya consolidadas.

Para otros, esto sólo es una muestra de lo que es un espectáculo ecléctico y divertido, donde rock-pop alternativo se entrelaza en cuestión de minutos con un punk más hardcore.

Sea como sea, de lo que no cabe duda es de que esta banda ofrece uno de los directos más potentes del rock actual. Más de hora y media de talento, energía y entrega que explica la fidelidad de su público, pero también la llegada de nuevas hordas de seguidores jóvenes, un soplo de aire fresco para un género necesitado de renovaciones.