El investigador Nickolay Lamn, con ayuda de oftalmólogos e investigadores de la Universidad de Penn (EE.UU) realizaron un estudio de los ojos felinos, llegando a conclusiones muy interesantes para el mundo de la ciencia y los amantes de los Animales. Entre las conclusiones a las que llegaron, debemos señalar que mientras nosotros tenemos un campo de visión de 180º, ellos lo poseen de 200º. La mirada que poseen durante el día no es tan nítida ni tan clara como la que tienen por la noche, proceso de adaptación para la caza. Vayamos por partes.

No es cierto, en primer lugar, que perciban la Realidad en blanco y negro; lo que pasa es que no reciben tal intensidad de color como nosotros.

Es cierto que poseemos ambos los mismos números de células para la visión, pero no están distribuidas del mismo modo. En los gatos dominan los bastones, es decir las células para ver en blanco y negro, mientras que en las nuestras las cónicas: las receptoras de colores. Aún ha ahondado más la investigación en el campo de la distribución de las células. Afirma que pueden ver mucho mejor en la oscuridad porque las células se han agrupado entre sí en primer lugar y, posteriormente en el nervio ocular. Aunque esta distribución tiene su ventaja para la visión nocturna (expertos cazadores nocturnos), el inconveniente que posee este tipo de distribución es que no ven de modo nítido durante el día.

Por último, observan que no ven todos los colores, como ocurre en la mayoría de los mamíferos -exceptuando nuestra raza y la de los primates que poseemos tres conos receptores del color rojo, verde y amarillo- sino solo dos, el verde y el amarillo y el enfoque de la visión es mucho más complejo el de ellos que el nuestro.

Podemos, por tanto, concluir de esta investigación que los gatos poseen más visión nocturna que diurna facilitándoles la tarea primigenia de cazar en la clandestinidad de la noche y que su disposición de visión es diferente a la nuestra con sus ventajas e inconvenientes. Claro está que podemos dirimir de los datos reflejados en este estudio otra conclusión algo más metafísica que científica: ¿Cuántas realidades entonces existen?

Si pusiéramos sobre el tapiz todas las características específicas de los seres vivos, nos llevaríamos la sorpresa de tener que admitir que nuestra realidad no es la única, sino una de tantas dentro del reino animal. Y, si es así: ¿por qué la tenemos que imponer al resto creyendo que es la mejor con sus consiguientes consecuencias? Ahí queda eso. ¡Que aproveche!