El Proyecto SETI, dedicado a la búsqueda de inteligencia extraterrestre, ocupa desde hace varias décadas a un buen número de astrónomos que esperan recibir señales de radio generadas por civilizaciones extraterrestres.

En el año 1977 el observatorio de Big Ear (Ohio, Estados Unidos) detectó lo que más se parecía a una emisión alienígena. El científico que visualizó la impresión de esa señal tuvo se sintió tan excitado que escribió la palabra “Wow!” (“¡Guau”!) en el margen del papel. Y desde entonces se la conoce como la señal “Wow!”.

Han transcurrido cuarenta años desde entonces, y “Wow!” sigue esperando su verificación.

No ha vuelto a recibirse una señal como esa, y no falta quien duda si realmente procedió del espacio profundo o simplemente se trata de algún fenómeno astrofísico de naturaleza desconocida ajeno a la vida alienígena. También puede tratarse de una señal con origen terrestre, que retornó a nuestro planeta rebotada en alguno de los restos de satélites que orbitan la Tierra.

No se puede afirmar que la señal “Wow!” sea de origen extraterrestre, pero presenta el mismo aspecto que tendría si de verdad lo fuera. La intensidad de la señal se reforzó y se debilitó acordemente con el movimiento de rotación de la Tierra, tal como ocurre con otros objetos que surcan el cielo. Fue percibida con una fuerza treinta veces mayor que cualquier otra fuente de ruido, y sobre todo destacó por una frecuencia fija de 1420 Mega Hertzios.

Esa frecuencia es conocida como la “línea de hidrógeno”, internacionalmente prohibida para uso de señales terrestres de radio. Es la frecuencia usada en radio astronomía, la misma en la que emiten los átomos de hidrógeno neutro en el espacio interestelar.

El hidrógeno es el elemento sencillo más abundante en el universo. Se cree que sería la opción preferida por cualquier civilización inteligente para hacer observaciones astronómicas.

Los investigadores del programa SETI creen que si los alienígenas quisieran enviarnos un mensaje, utilizarían la frecuencia de 140 Mega Hertzios.

En 2017 saldremos de dudas

La señal “Wow!” fue recibida cuando el telescopio de Big Ear estaba apuntando a la constelación de Sagitario. Pero no es posible precisar el punto exacto hasta que no se reciba otra igual, cosa que no ha ocurrido desde los ya lejanos años setenta del siglo pasado.

Los cometas contienen cantidades ingentes de hidrógeno en su atmósfera. La señal “Wow!” también pudo ser generada por el tránsito accidental de un cometa, que se cruzó por el campo de observación del telescopio.

Durante el año 2017 el cometa 266P orbitará de nuevo por Sagitario, y el cometa 335P lo hará igualmente en 2018. Será la oportunidad para verificar si se vuelve a producir una señal similar a “Wow!”, y si eso ocurre, todo habrá quedado en nada.

Por ahora “Wow!” sigue siendo lo más parecido a un mensaje enviado desde las profundidades del espacio estelar, no sabemos por quién. De momento está permitido soñar.