Se sabe perfectamente que los 'Millennials' son la generación que se hizo mayor de edad con la entrada del nuevo milenio. Según encuestas como la 'OMD', los Millennials nacieron en una época de prosperidad económica. En España hay aproximadamente más de 8 millones bajo la etiqueta de esta generación 'Y' (INE, 2017). Puesto que esta generación nació en un momento fortuito bajo el paraguas de sus padres, no es de extrañar que sean el grupo de personas con más ganas de alcanzar la perfección.

Los Millennials por lo tanto creen que hacen las cosas mejor que los demás, necesitan destacar por encima de su entorno, buscan permanentemente el éxito, etcétera.

Esta conducta puede llegar a ser un 'inconveniente' al igual que un acceso directo hacia la infelicidad. D. Burns (1980) definió a los 'perfeccionistas' como "personas con estándares fuera de lo que la razón puede alcanzar, con especial enfoque incansable hacia objetivos imposibles y un valor propio centrado en la productividad y el cumplimiento de objetivos". Si añadimos a todo esto el hecho de que los medios y las creencias religiosas extienden a la sociedad esta actitud, llegaríamos a la conclusión de que los perfeccionistas pagan un coste alto relacionado con su salud, autoestima, auto-control y relaciones personales. En definitiva - no son tan felices como los 'del montón'.

Debido a esto, a pesar de que poseen unos valores y capacidades muy altas, están atrapados involuntariamente en la 'telaraña del Perfeccionismo'.

Ellos son los más dinámicos a día de 2017 y sus edades fluctuan entre los 36 y 22 años. Sus rasgos característicos son:

  • Alma culpable. No dejan que los demás vean cómo son realmente por culpa de la depresión, ansiedad, vergüenza y culpa. En cierto modo, tienen una especie de 'escudo' que les impide mostrar su vulnerabilidad y Personalidad verdadera.
  • Mecanismo Premio-Castigo. Si alcanzas un logro, habrá recompensa; de lo contrario, recibirás una sanción. Los perfeccionistas siempre quieren impresionar a los demás, pero el problema viene cuando no lo hacen y les invade la frustración junto con la inseguridad.
  • Sentimiento Schadenfreude. Disfrutan de los errores de los demás. Hace que se sientan mejor sobre sí mismos.
  • Miedo a equivocarse. Les cuesta abrirse hacia los demás para no ser rechazados. Les resulta difícil verse vulnerables y por este motivo evitan hablar de sus miedos personales incluso con los más cercanos.
  • Sin dolor no hay ganancia. Evitan ser mediocres o 'del montón' porque saben que para el éxito hay que pagar un precio, y aunque éste haga daño.
  • Nunca es suficiente. La perfección es imposible de alcanzar y por ello los perfeccionistas sienten constantemente de que algo les falta. Hagan lo que hagan, no lograrán el éxito que ellos buscan.
  • Miedo al fracaso. Los perfeccionistas tienden a posponer tareas y cualquier tipo de obligación para anticiparse a la desaprobación de los demás.
  • Criticar a los demás. Rechazamos en los otros lo que no somos capaces de aceptar en nosotros mismos, siendo muy exigentes y tener dificultades para ver más alla de nuestros 'ojos críticos'.
  • Aversión al riesgo. Apuntan siempre a lo grande pero sólo a lo que saben que será exitoso de forma segura. Si no lo creen así, lo evitan. Es como una regla de 'o todo o nada'. Si algo se les mete en la cabeza, no se detienen hasta conseguirlo.
  • Cry over spilled milk. Lloran sobre la leche derramada porque se obsesionan con cada pequeño error. Cada vez que cometen un error se lo toman como un gran fracaso.