La empresa norteamericana Microsoft anunció la semana pasada su nuevo sistema operativo, el Windows 11, en el cual llevaban trabajando seis años. Por primera vez en su historia, la empresa ha dado especificaciones técnicas sobre el tipo de procesador que deberá tener el ordenador para que el nuevo sistema operativo funcione (Intel 8th Gen Coffee Lake o Zen 2 en adelante). Esto dejaría a millones de ordenadores imposibilitados de esta actualización, incluidos muchos con una antigüedad de dos años; sin embargo, Microsoft no se hace responsable de esto, pues no obliga a actualizar el Windows 10 al 11.
El motivo de las especificaciones técnicas: la seguridad
La empresa de Bill Gates explicó ayer, por toda la confusión creada, que todo esto, principalmente, se debe por el punto débil de los PC: la seguridad. Un hardware mucho más moderno, que sea capaz de soportar no solo el procesador mínimo que exigen, sino también una UEFI (Interfaz Unificada de Firmware Extensible, un tipo de BIOS o Sistema Básico de Entrada y Salida) con un arranque seguro y el TPM 2.0 (Módulo de Plataforma de Confianza), además del Windows Hello y el HVCI (la integridad de código protegida por hipervisor) reduce un 60 % los malware.
Microsoft, cuyo gran negocio es justamente la venta de su sistema operativo, quiere dejar atrás la época en donde los hackers se ponían medallas por la facilidad para romper su seguridad y ponerse a la altura, en cuestión de seguridad, con los productos de Apple, los cuales no son tan fáciles de forzar para ellos.
Su propia gama de ordenadores tendrá problemas para utilizar Windows 11
Sin embargo, Microsoft se ha puesto una gran piedra en su camino, pues ni siquiera muchos de sus ordenadores de su gran apuesta en PC, la gama Surface, lanzada apenas hace dos años, puede trabajar con Windows 11 porque, a pesar de cumplir con todos los requisitos, dado que no poseen el módulo TPM 2.0 (y los usuarios que compraron esta gama de ordenadores solo podrán quedarse en Windows 10 hasta 2025, año en que dejarán de hacer actualizaciones).
Esto también afectaría a aquellas personas que han construido su ordenador a piezas, pues sus placas bases, hechas para soportar este tipo de módulo TPM 2.0, no lo tienen instalado o no está activado de fábrica, y para hacerlo tendrían que hacer cambios en la BIOS del sistema, algo que la gente que no entiende sobre el tema no sabe hacer.
Ni siquiera la herramienta que habían sacado para que cada usuario supiera si su PC era compatible con el nuevo Windows 11, PC Health Check, ha servido de mucho, pues solo te decía si era o no compatible el ordenador con el nuevo sistema operativo, en el caso de no serlo, no daba más detalles. Esto ha hecho que Microsoft la haya tenido que retirar temporalmente para mejorarla, diciendo que puede que esté lista durante el otoño de este año.