La comunidad científica vislumbra una nueva esperanza para el tratamiento e incluso la cura de lesiones en el sistema nervioso y patologías neurodegenerativas tan graves como el alzhéimer o la enfermedad de Parkinson, gracias al desarrollo de cierto tipo de neuronas. De acuerdo con el estudio realizado por especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC- y publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, esta nueva tecnología posibilita programar genéticamente células madre del cerebro, que en su mayor parte, sigue siendo un misterio para la ciencia.

Reparación y reprogramación del cerebro

Según Isabel Espinosa-Medina, investigadora del Howard Hughes Medical Institute de los Estados Unidos, el cerebro humano, con su increíble diversidad neuronal es como un ordenador, donde las células ejecutan órdenes genéticas previamente programadas con el sistema, lo que permite la activación de ciertos genes siguiendo la secuencia deseada. De esta manera, al desarrollar células que sustituyan a las causantes de algunas clases de lesiones y Enfermedades neurodegenerativas, sería posible reprogramar y reparar el cerebro humano. El método CLADES, como se ha dado en llamar a esta revolucionaria tecnología, consiste específicamente en identificar la historia genética de una neurona desde su inicio, para programar y reproducir paso a paso la secuencia que ha llevado a una célula madre cerebral a convertirse en un tipo específico de neurona.

Los pro y los contra de la ingeniería genética

En los últimos años, la medicina genética, a partir del estudio de la secuencia del ADN que caracteriza a la especie humana, ha permitido avanzar de forma notoria en el conocimiento de las enfermedades hereditarias y genéticas. Sin embargo, la ingeniería genética, a pesar de su promesa de mejorar la calidad de vida de las personas, es duramente cuestionada, entre otras razones, por perjudicar la biodiversidad, al crear organismos transgénicos (sin genes defectuosos) que suponen el fin de las especies nativas.

En este contexto, mucho se ha hablado de la posibilidad de que el coronavirus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, no haya sido producto de la evolución natural sino consecuencia de la manipulación genética. Lo cierto es que en varios países –España es uno de ellos- se están dando rebrotes del coronavirus, con el agravante de que, según advierten los expertos, el genoma del virus parece haber sufrido una mutación y su capacidad de infección ha aumentado hasta diez veces

Cabe señalar, además, la inquietante declaración de una viróloga china, según la cual el régimen de Pekín ha mentido sobre el origen del COVID-19, que no procedería de la naturaleza.

Aunque la opinión pública parece inclinada a dudar del origen natural del COVID-19, por el momento no se ha encontrado ninguna evidencia científica de que el virus se haya creado en un laboratorio. Dicho esto y teniendo en cuenta que los debates sobre los pro y los contra de la ingeniería genética siguen vigentes, parece prometedor que la ciencia avance en el estudio y conocimiento del cerebro humano y en el tratamiento de enfermedades degenerativas tan graves como el Alzhéimer y el Parkinson.