Cambiar, de cuando en cuando, la contraseña de tus redes sociales es una buena práctica. Y que sea una contraseña fuerte, cómo no. La cosa es ponérselo difícil a quienes quieran adivinarla o romperla.
A veces, como pasa hoy, la recomendación parte de la propia empresa, debido a motivos de seguridad. Que no cunda el pánico, porque lo que ha sucedido parece haberse quedado de puertas para adentro.
El fallo de seguridad de Twitter que podría afectarnos
Twitter ha descubierto un fallo en un proceso cotidiano. Básicamente, durante los trabajos técnicos de cada día, al procesar las contraseñas y las cuentas resulta que las primeras no se han codificado debidamente.
Generalmente, las contraseñas se convierten en una mezcla de número y letras, durante las intervenciones y modificaciones técnicas. Sin embargo, en un reciente trabajo, eso no sucedió y las contraseñas quedaron a la vista, tal cual las escribimos.
Al darse cuenta del suceso se activaron los protocolos para detectar posibles filtraciones. Y se solucionó el proceso, prestando buena atención a que las contraseñas se encriptasen debidamente y no volviesen a quedar a la vista.
El fallo se ha solventado, sin sospechas de un ataque o de un intento de robo de contraseñas. Simplemente, un proceso cotidiano ha fallado y no cumplió su cometido debidamente. Los especialistas trabajaron para que no volviese a suceder, mientras comprobaban que nadie hubiese realizado una copia de las contraseñas o las hubiese filtrado.
Precauciones a tener el cuenta
Para curarse en salud, la empresa ha enviado notificaciones, pidiendo cambios en la contraseña de nuestra cuenta de Twitter. De este modo, evitaríamos el éxito de una improbable filtración masiva de datos, al invalidar las contraseñas antiguas.
No se conocen los datos exactos, así que la recomendación es general: cambie su contraseña y hágalo por una fuerte.
Las claves son: longitud, inserción de signos ortográficos, jugar con mayúsculas y minúsculas, además de utilizar algún símbolo poco común. Las advertencias son claras, también: nada de secuencias numéricas comunes (como 1, 2, 3, 4), nada de nombres familiares ni de lugares de referencia y, mucho menos, dejarla escrita cerca del ordenador y a la vista.
Efectivamente, no sabemos cuántas cuentas han quedado expuestas ni durante cuánto tiempo, pero la ocasión es propicia para ponernos al día y defender mejor nuestra red social.