Es cuestión de tiempo...
Al igual que hoy día nos resulta un atraso tener un teléfono fijo con cable y ruleta o la posibilidad de ver la Televisión en el simple bicolor del blanco y negro, no es una locura que futuras generaciones nada lejanas perciban el objeto televisor con la misma visión. Y es que hoy día, con las oportunidades audiovisuales que ofrecen las distintas plataformas de la red, son cada vez más las personas que se suben al carro de que sus ordenadores sean a su vez los televisores.
Quien dice ordenadores, dice dispositivos móviles o tabletas y una gran variedad de alternativas que fácilmente se pueden llevar encima a cualquier lugar en un reducido espacio.
Y claro, no veo yo a nadie llevando una televisión a la espalda.
Redes Sociales a la orden del día
En este momento en el que se comparte toda clase de frases, vídeos, imágenes y situaciones, no es de extrañar que las redes sociales aprovechen su éxito para añadir herramientas que sigan aportando atractivo a sus usuarios. Y siendo conscientes de lo visitadas que son las páginas cuyo contenido son series y películas, es casi un reclamo de los internautas que los creadores de las más conocidas como Facebook, Twitter o Youtube inicien sus propias estrategias dirigidas a este campo.
Competencia especializada
Como pasa en todo tipo de nichos de mercados, todo matiz y sutileza a la hora de lanzar un mismo producto o servicio cuenta.
Las redes sociales es cierto que forman parte de un masivo número de personas, sí, de hecho ese es el punto fuerte que deben aprovechar para difundir sus nuevas herramientas multimedia. No obstante, servicios como Netflix, Amazon o HBO ofrecen cierta calidad, organización y responsabilidad controlada que, de momento, las redes sociales no albergan.
Mientras en las redes todo depende de las conexiones en directo que produzcan figuras públicas -y anónimas-, en este tipo de plataformas se puede hallar una carta muy amplia e intuitiva de diversa temática a elegir. Esto conlleva una libre elección de qué ver, cuándo y dónde, libertad por la que muchas personas están dispuestas a asumir un coste.
Porque ese es quizá su punto más desfavorable, no son plataformas gratuitas sino que requieren pagos con los que rentabilizar su mantenimiento y elaboración.
¿Televisión en el olvido?
La realidad es que aún no estamos en ese punto -recalco el aún-. Persisten los beneficios y la apuesta por proyectos relevantes socialmente mediante este medio. Es verdad que el público se ha vuelto más exigente y selectivo pero se mantiene cierta tradición en torno a la figura de la televisión.