Hoy en Madrid, la médica geriatra Marta Vigara ha denunciado maltrato institucional, menoscabo de la ley y violencia obstetricia por parte de los miembros del departamento de ginecología del Hospital Clínico San Carlos debido a la negativa de los mismos a practicarle una interrupción del embarazo en el centro médico y por haber omitido información importante que comprometía a su salud.

Vigara informó que en diciembre del 2020 fue ingresada al centro médico debido a una rotura prematura en la bolsa amniótica. Tras ser atendida los ginecólogos de la entidad le informaron sobre la escasa viabilidad del feto por falta de maduración pulmonar.

Además, también le hicieron saber sobre las altas posibilidades del feto de presentar alteraciones neurológicas y deformaciones en sus extremidades.

No obstante, los profesionales omitieron información importante sobre el alto riesgo de infección que suponía no suspender el embarazo y se negaron a practicar una interrupción del embarazo en la entidad amparándose en el hecho de que todos los miembros del departamento de ginecología del hospital eran objetores de conciencia ante el latido fetal.

Por este motivo, y esperando que no se vuelva a repetir una situación similar, Marta decidió hacer una denuncia a la institución médica y enviar cartas a María Luisa Carcedo e Irene Montero, cabezas del Ministerio de Sanidad y del Ministerio de Igualdad respectivamente.

El Hospital Clínico San Carlos deriva a quienes requieren abortos hacia clínicas privadas

A pesar de que la ley no contempla la así llamada ‘objeción de conciencia colectiva’, en el Hospital Clínico San Carlos se presenta una situación equivalente cada vez que se presenta un caso de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), sea este voluntario o terapéutico.

Ante tales situaciones, como le sucedió a Marta, el hospital opta por referir a las pacientes hacia otros centros de salud en los que puedan practicarse una interrupción del embarazo necesaria para salvar su vida y evitar escenarios fatales asociados al bienestar y desarrollo del feto.

La geriatra del centro médico informó que tras ser atendida solo recibió un informe de alta y un segundo informe firmado por dos ginecólogos en el que se indicaba alto riesgo para el feto y para la madre sin que antes se le hubiese explicado meticulosamente cuales eran dichos riesgos.

Las denuncias hechas por Vigara a la dirección del hospital fueron ignoradas

Consciente de que la objeción de conciencia colectiva no está contemplada en la ley española, Marta inició una serie de denuncias hacia la institución médica que no tuvieron éxito alguno, partiendo desde las instancias del propio hospital hasta instancias de mayor alcance.

En tal sentido, Vigara primero escribió una carta al jefe de servicios de ginecología del Hospital sin recibir una respuesta oficial salvo la del subgerente Julio Zarco, aunque dicha respuesta tampoco fue realmente satisfactoria ante su caso.

La afectada por esta irregularidad institucional también realizó denuncias en la dirección del hospital y en los comités de Violencia de género y de ética del centro, sin recibir respuesta alguna.

También acudió a instancias mayores como la consejería de Sanidad y el Colegio de Médicos de Madrid, pero tampoco tuvo éxito en sus reclamaciones. Ante la falta de respuestas contundentes, Vigara ha optado por hacer público su caso y por entrar en contacto con las ministras de los Ministerios de Sanidad y de Igualdad.

Marta Vigara: 'a mí en ningún momento me hablaron de los riesgos para la madre'

El equipo médico del departamento de Ginecología del Hospital Clínico San Carlos sí informó sobre los principales riesgos que amenazaban al feto de 4 meses, tales como: pronóstico infausto, daño neurológico, crecimiento nulo de las extremidades e hipoplasia pulmonar, pero no dio detalles sobre los riesgos de infección que podían comprometer la vida de la madre.

El personal de ginecología del hospital no consideró la IVE como un aborto terapéutico, y no informó detalladamente sobre los riesgos para la madre, razón por la cual Vigara expresó en una entrevista concedida a Àngels Barceló, que “a mí en ningún momento me hablaron de los riesgos para la madre”.

Marta fue dada de alta del hospital alrededor de las 12:30, y tuvo que correr hasta una clínica privada a la cual llegó sangrando con desprendimiento de placenta, para recibir el procedimiento que salvaría su vida y que evitaría una tragedia mayor con el feto de 17 semanas de gestación, motivo por el cual Vigara aspira a que esta situación no se repita nuevamente.