A veces hay noticias que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. En esta ocasión la protagonista es Kathy Patten, una mujer de Baltimore, Estados Unidos, que después de un ataque al corazón estuvo clínicamente muerta durante 45 minutos, mientras su hija se encontraba dando a luz en el mismo hospital, un parto largo y complicado, pero con final feliz. Más feliz aún fue que en ese tiempo la abuela "reviviera" y finalmente despertara y pudiera conocer a su nieta.

Kathy sufrió un ataque al corazón que casi acaba con su vida

A Kathy Patten le faltaba poco para ser abuela por octava vez, su hija la acababa de avisar que se encontraba dando a luz en el hospital, y mientras ella se preparaba para conocer por fin a su nieta, sufrió un ataque al corazón que estuvo a punto de acabar con su vida.

Después del ataque, la Mujer estuvo clínicamente muerta 45 minutos, sin pulso ni respiración.

La hija estaba dando a luz en el mismo hospital en el que ella estaba 'clínicamente muerta'

Su hija Stacey, se encontraba en el mismo hospital dando a luz, pero no solo eso, sino que estaba viviendo un parto muy complicado ya que la bebé se había quedado atascada en el canal de parto, y tuvieron que acabar practicándole una cesárea de urgencia, mientras su madre Kathy se encontraba simultáneamente en otra estancia del mismo recinto "clínicamente muerta". El parto duró 39 horas, y finalmente acabó siendo un éxito, pese a las complicaciones que hubieron la pequeña Alora nació sana y salva.

La abuela revive y puede conocer a su nieta

Pero el nacimiento de Alora no fue el único motivo de alegría para la familia, sino que finalmente Kathy acabó 'reviviendo' después de que los médicos insistieran practicándole la reanimación pulmonar y de resucitación cardíaca. Tras pasar 45 minutos muerta, se llegó incluso a anotar el deceso en los informes del hospital y ya se podía leer que había fallecido, pero la mujer revivió a tiempo de poder conocer a su nieta recién nacida.

Muy agradecida cree que es una segunda oportunidad de vivir, y contó que "asusta mucho volver", pero que iba a disfrutarlo y agradecer la vida llena de nuevas oportunidades.

Si los médicos no le hubieran practicado la reanimación pulmonar, el final sería otro y tanto Kathy como su hija Stacey quisieron agradecer al hospital el haber salvado la vida a la abuela, y que todo hubiera acabado tan bien.

Pero fue el mismo el médico de urgencias, el Dr. Dov Frankelel, que les dio las gracias a ellas con palabras que ponen el broche de oro a esta bonita historia que parece de novela pero que es real: "Nos habéis enseñado lo que significa vivir. Nos has enseñado lo que significa no rendirse".