Tras su devastadora erupción el pasado domingo 3 de junio, el Volcán de Fuego se mantiene en constante actividad por lo que las autoridades de Guatemala no descartan la posibilidad de que vuelva a hacer erupción, aunque esta vez en menor magnitud. De acuerdo con el más reciente reporte de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres de Guatemala (CONRED), se registran unas 7 explosiones por hora.
Según la dependencia, dichas explosiones son verticales y alcanzan hasta 4.800 metros sobre el nivel del mar, lo que a su vez ha generado enormes columnas de ceniza, situación que además de dejar latente la producción de nuevas erupciones, provocará la caída de este material en los poblados cercanos al volcán, tales como El Porvenir, San Pedro y Yepocapa, entre otros.
Sigue el estado de alerta
Aunado a la actividad volcánica y a la caída de ceniza, se mantiene un riesgo más para la región: la producción de nuevos flujos piroclásticos. Estos son la mezcla de gases volcánicos calientes, materiales sólidos a altar temperaturas y aire atrapado, por lo que sigue el estado de alerta para todas las poblaciones cercanas. Otro factor de riesgo, según detalla en un comunicado la dependencia, son las frecuentes lluvias que se han registrado en la zona del volcán, han generado "fuertes lahares" ,flujo de sedimento y agua, que a su paso van arrastrando lo que encuentran, como troncos de árboles, piedras y rocas a temperaturas muy altas.
Mientras la alerta sigue en los alrededores del Volcán de Fuego, situado a solo 50 kilómetros de la capital guatemalteca, las cifras oficiales dan cuenta de la magnitud de la tragedia que es considerada una de las peores que han azotado a Guatemala y que dejó al menos 110 muertos, casi dos millones de pobladores afectados y un gran número de personas evacuadas que hasta la fecha no saben hasta cuándo regresarán a su casa.
No pierden la esperanza
Contra cualquier pronóstico que podría considerarse como apropiado para el nivel de devastación que causó la erupción del Volcán de Fuego, algunos de los supervivientes confían en que en la zona del desastre podrían aún haber personas con vida. Se cree que estas habrían huido hacia una zona montañosa y alta, por lo que pedían a las autoridades continuar los trabajos de búsqueda para hallarlos antes de sea demasiado tarde.
Sin embargo, otros pobladores han señalado que la tal posibilidad es mínima, pero aun así exigen poder entrar a la llamada zona cero para apoyar en la búsqueda de víctimas ya que desean encontrar a sus familiares, aunque sea muertos, para darles una sepultura digna.