Una noche de juerga y una mala decisión llevaron a la joven Andrea Domínguez, de 22 años, a bañarse en aguas del Atlántico, en la madrugada del Viernes Santo. Se encontraba de visita en la ciudad y acabó eligiendo una zona que todos consideran como la más peligrosa de la playa.

Un accidente en una zona marcada por la tragedia

Recibe el nombre de A Coraza y divide la playa en dos: playa de Riazor y playa de Orzán. Un lugar con fuertes corrientes que la gente relaciona con el peligro. No en vano, es la parte que suelen elegir las instituciones para realizar simulacros de rescate en Mar, por lo dificultoso de las condiciones.

Y es una referencia mortal, como recuerda una estatua cercana. Es la dedicada a los denominados “héroes de Orzán”, 3 policías que dieron su vida para intentar rescatar a un estudiante Erasmus que se ahogaba, precisamente, en el mismo sitio. Pasó en 2011. No ha sido la única tragedia, así que la peligrosidad de esa parte es más que conocida.

Aparición en el lugar del desastre

Como en otras ocasiones, el cuerpo apareció muy cerca del lugar donde fue vista por última vez. Flotaba en el mar, a unos 200 metros de A Coraza, a la altura del Hotel Riazos de A Coruña. Fue recuperado por los bomberos, tras el aviso de una persona, que lo veía aboyando. Fue poco antes de las 11 de esta misma mañana de lunes.

A lo largo de estos días, las llamadas por avistamientos se habían sucedido, fruto de la atención ciudadana, pero siempre acabaron en una falsa alarma. Desde algas a una camiseta que no era de la chica, los encargados de la búsqueda marítima no han tenido una pista fiable hasta la mañana de hoy mismo.

El despliegue fue amplio, contabilizándose, en ocasiones, hasta 50 personas, con medios de rastreo aéreo y marítimo.

La ciudadanía, con buena voluntad, también dedicó su atención a las aguas, advirtiendo de avistamientos a las autoridades. Hoy el cuerpo de Andrea pasará al anatómico forense, para practicarle la autopsia. Posteriormente, la familia podrá descansar y darle sepultura.

Siempre esperamos un hallazgo que aporte felicidad, porque el desaparecido se halla con vida, pero, a falta de tal desenlace, queda el frágil consuelo de encontrar un cuerpo que llorar y enterrar.

Es un nuevo recordatorio de la peligrosidad de este punto, una advertencia que ojalá frene el número de fallecidos aquí.

La familia agradecida

Sus familiares fueron avisados del hallazgo, pero han estado atentidos durante estos días, tanto los residentes en Ourense como los coruñeses. En más de una ocasión, han trasladado su agradecimiento a los buscadores de Andrea.