La alerta sanitaria ha saltado tras descubrirse garrapatas con fiebre Crímea-Congo, en cuatro comunidades autónomas del país. Hay que recordar que, ya, en septiembre del pasado año 2016, un hombre falleció en Madrid, a causa de la fiebre hemorrágica, además del contagio de la enfermera que lo trataba -la trabajadora estuvo en la UCI, durante varios días- y saltaron todas las alarmas en ese momento, ya que, no había ningun conocimiento sobre esta enfermedad.

Pero, ¿qué es realmente la fiebre hemorrágica? Todas las fiebres hemorrágicas virales (FHV) son una clase de enfermedad que puede llegar a causar la muerte del enfermo y que puede ser provocada por diversos virus: filovirus, arenavirus, tagavirus, bunivirus o flavivirus.

¿Cómo tiene que ser el contagio?

Estos virus suelen vivir en algunas clases de insectos y animales (normalmente, mosquitos, garrapatas y roedores) que son los causantes de la transmisión de la enfermedad a humanos; y, suelen estar restringidos a la zona en la que vive cada especie. Los humanos se infectan al entrar en contacto con el animal que está infectado con el virus -por ejemplo, cuando sufre una picadura de un mosquito o de una garrapata; o, entran en contacto con secreciones o excreciones de roedores, que están infectados por el virus-.

Desde el Ministerio de Sanidad se advierte que hay muy bajo riesgo de contagio y, actualmente, no hay riesgo para la población. Además, al vivir sucesos como fue el ébola en España, los profesionales sanitarios han aprendido y se han formado más intensamente en este campo.

Y, ¿cuáles son las características de la fiebre Crímea-Congo? Este virus se caracteriza por provocar brotes graves de fiebre hemorrágica viral (puede llegar a causar la mortalidad del enfermo). Su transmisión suele ser por garrapatas. No hay vacuna y se ha convertido en una enfermedad endémica en zonas como África, Balcanes, Oriente Medio y Asia, según indica la OMS.

Puede llevarse a cabo la transmisión de persona a persona, a través de fluidos biológicos, o al estar en contacto con objetos contaminados. Incluso, se ha llegado a conocer el contacto a través de la inhalación de aerosoles infectados.

Los síntomas en las personas infectadas suelen aparecer de manera súbita: fiebre, dolor muscular, rigidez y dolor de cuello, irritación de los ojos, cefalea, lumbalgia, fotofobia... Si se mejora, los síntomas empiezan a remitir a los nueve o diez días. También, los síntomas se pueden confundir con una hepatitis, taquicardias, inflamación de los ganglios linfáticos...