El periodista Fermín Cabanillas en los últimos días ha estado en boca de todos y no por su profesión, sino por un importante asunto médico: tuvo Coronavirus. Pero no todo quedó ahí, en cómo pasó la enfermedad, si se agravó o si estuvo internado. Muy por el contrario, casi ni se dio cuenta de que lo había padecido.

El periodista padeció coronavirus muy levemente

El COVID-19 le dejó a Fermín Cabanillas una inestimable herencia: "oro en la sangre", como él mismo la define. Porque tiene la particularidad de salvar vidas. La historia es así, según relató el periodista.

El pasado 9 de septiembre obtuvo el alta tras permanecer confinado durante 14 días a causa de haber dado positivo por coronavirus. Pero su aprehensión hizo que buscara obtener el ansiado negativo con una prueba de PCR, para asegurarse de que estaba realmente curado. Con su médico de familia gestionó la prueba por la que pagó 120 euros y recibió la sorpresa que le cambiaría la vida: por sus venas corre el anticuerpo que salva vidas, el "plasma hiperinmune".

El organismo de Fermín Cabanillas produjo ‘oro en la sangre

Pese a haber atravesado el coronavirus de una manera muy leve, casi sin síntomas y apenas alguna pérdida del sentido del gusto, recuerda Cabanillas, su organismo produjo el ansiado plasma hiperinmune y una fuerte defensa contra el coronavirus.

Tener el poderoso anticuerpo contra el coronavirus provocó cambios en su vida: de tener un confeso miedo a las agujas al deseo de ser pinchado para salvar vidas no hubo ni un paso. El médico Rafael Lebreros, del Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Sevilla, que conocía su ancestral terror a ser pinchado, recibió finalmente a un hombre dispuesto: ‘de cada bote que te saquemos, se pueden salvar dos personas’, celebró el profesional.

La pandemia le ofreció la oportunidad de cambiar miedo por solidaridad.

El miedo a los pinchazos dio paso a la posibilidad de salvar vidas

El proceso de donación de plasma es complicado, sostiene Cabanillas, y se ralentiza más por los pocos mensajes para concientizar a la población. Mucha gente ‘lleva oro en la sangre’ y no se entera.

Esto provoca que haya muy pocas dosis y según analiza el periodista, en Andalucía hay 8 millones de habitantes y apenas 1.000 dosis disponibles, cuando se necesitaría al menos 8.000. ‘Estamos donando poco’, es la penosa conclusión.

El proceso implica la extracción de la sangre, tras lo cual va a una máquina centrifuga para separar y extraer el plasma, después de lo cual la sangre vuelve al paciente. Bastan dos días y una dieta adecuada para que el organismo recupere el precioso fluido donado.

Lo cierto es que el hombre que le temía a las agujas, hoy está deseoso de salvar dos vidas por cada pinchazo que reciba. Cada 10 días se encamina hacia el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde le sacan sangre para extraer el plasma hiperinmune.