El trabajo acelerado en torno a la investigación del COVID-19 está haciendo que todos pongan sus ojos en una posible vacuna, y se espera que las primeras dosis se implementen en enero de 2021. La preocupación de los Gobiernos ha volcado grandes inversiones e incentivos en los equipos de investigación y empresas farmacéuticas, con un resultado de casi 150 desarrollos posibles al día de hoy, de las cuales 59 ya se encuentran en fases avanzadas de experimentación en seres humanos.
Sin embargo, todavía no se habla de la vacunación en Niños, una importante porción de la población que, si bien no es el más vulnerable, es un fuerte transmisor asintomático, ya que son los más pequeños quienes llevan el coronavirus a sus abuelos, padres o personas con incapacidades o Enfermedades de base.
Los niños son transmisores asintomáticos
Al momento, de todos los desarrollos en carrera, sólo la de Oxford AstraZeneca anunció la inscripción de niños de entre 5 y 18 años para incluirlos en sus ensayos. Un estudio, publicado por la Universidad de Oxford, también insistió en la urgente necesidad de incluir a los niños en los ensayos y enfatizó que el "impacto directo del Covid-19 en los niños es mayor, que el observado para otros patógenos que tienen vacunas pediátricas eficaces".
En la celebración de las XI Jornadas de Vacunas, el pediatra Francisco Álvarez (coordinador del Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría) sostuvo que “es poco probable que la aprobación de las vacunas que se investigan incluya la indicación de uso en niños, ni especifiquen edades o dosis hasta un tiempo posterior”.
La vacuna pediátrica no estará antes de finales de 2021 ó 2022
El Dr. Anthony Fauci, especialista en inmunología y director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos dijo, con respecto a una vacuna pediátrica, que primero deben esperarse los datos de efectividad y seguridad en adultos para iniciar los ensayos clínicos en niños, a causa de la gran vulnerabilidad de su organismo.
Los investigadores norteamericanos no esperan una vacuna para niños hasta finales de 2021 ó 2022.
Los ensayos de vacunas involucran dosis experimentales, que pueden ser potencialmente peligrosas para el sistema inmunológico de un niño en crecimiento y también exponerlo a efectos secundarios. Por lo tanto, por temor a esto, los ensayos de vacunas tradicionales y especialmente para aquellos como los ensayos de vacunas COVID-19, los niños todavía no están dentro de los planes de estudio, sometidos a inoculación y pruebas, al igual que las mujeres embarazadas.
El organismo infantil, en pleno proceso de crecimiento, es muy delicado y vulnerable. Su sistema inmunológico puede reaccionar inesperadamente y mostrar resultados distintos a los otros grupos de voluntarios adultos. Por este motivo, el desarrollo de las vacunas infantiles requieren estudios más largos, ya que primero se debe tener definida y altamente probada la vacuna para el adulto.
Las dosis experimentales son peligrosas para el sistema inmunológico infantil
Depende de la enfermedad que se combate, la vacuna tiene componentes diferentes en niños y en adultos, en función de la respuesta y tolerancia de cada grupo etario a sus anticuerpos. A modo de ejemplo, en las vacunas contra la hepatitis A y hepatitis B son los mayores quienes reciben mayor cantidad de componentes para estimular la respuesta protectora.
Para la difteria y la tosferina, los niños que reciben mayor inmunización y los adultos sufren más molestias y efectos secundarios con las dosis pediátricas.
Los procedimientos establecen bajar progresivamente la edad de los voluntarios para ir ajustando los componentes: primero bajar a adolescentes para, poco a poco, llegar a los niños de hasta tres años, lo que requiere tiempos más prolongados para llegar a la vacuna para los niños.