Sonia Sainz-Maza, tenía 48 años y era vecina de Espinosa de los Monteros, en el municipio de Burgos, norte de Castilla y León. Falleció por un grave tumor luego de 3 meses de agonía y sin lograr ver presencialmente a su médico de familia según denunció la familia. El caso salió a la luz por la denuncia de su hermana Lydia Sainz-Maza Zorrilla a través de una carta de lectores en el Diario de Burgos, estremecedora. ‘Todavía no sé si a mi hermana la ha matado el cáncer o el coronavirus’ reflexiona Lydia antes de comenzar un triste relato de las vicisitudes que acompañaron a Sonia durante meses hasta morir el pasado 13 de agosto.
Qué fuerte es verte en la página de un periódico hermana. No sé cuantas noticias más harán falta para que la @jcyl enmende el error de las consultas telefónicas. A los que abusan de ellas solo les puedo decir qué pena. Nadie os impide iros a casa. @Salud_JCYL pic.twitter.com/SSw4WWQUIw
— Lydia Sainz-Maza Zorrilla (@LydiaSainzMaza) October 4, 2020
El médico de Sonia Sainz-Maza no consideró una exploración física
En lo que Lydia pondera como ‘la nueva sanidad’, relata en su carta publicada el 1 de octubre que durante tres meses su hermana recibió solo atención telefónica por su médico de familia en Espinosa de los Monteros. Que para el profesional el fuerte dolor en la ingle que la aquejaba ‘no consideró oportuno explorarla’, ‘por no arriesgarse a un posible contagio’.
La carta cuenta el deterioro a ojos vista que se produjo en la salud de Sonia, que en tres meses perdió siete kilos, que el color de su piel no era saludable, que estaba agotada, con dolores cada vez más insoportables, que su estómago no resistía medicación alguna. Síntomas que su familia y entorno veían con preocupación, pero que no constan en su historia clínica.
A medida que la hermana en su carta cuenta los padecimientos y el terrible derrotero de Sonia, también va desgranando una serie de críticas, para terminar cuestionando el sistema sanitario al que siente responsable de la muerte por Cáncer de colon, un cáncer de colon que en Sonia fue no detectado, ni diagnosticado con la rapidez necesaria.
Porque ‘por teléfono es difícil percatarse de que una persona se está consumiendo’ y que ‘tampoco es posible empatizar’.
Durante tres meses sufrió dolores que los médicos se negaron a atender y la riñeron por ir a una urgencia
Desde el 17 de abril en que habla por primera vez al médico hasta el 13 de julio en que queda definitivamente internada, Sonia pasó por urgencias del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), por urgencias del Hospital de Cruces de Bilbao y por el de Vizcaya. En todos estos centros y sin excepción, le reclamaron asistir a las urgencias y le diagnosticaron ‘tendinitis músculo isquiotibial’ en un caso y ‘lumbalgia’ en otro.
La insistencia de Sonia ante su médico de cabecera consiguió que el 9 de julio le haga un análisis de sangre y le consigue una cita en el centro médico de Doctor Areilza en la capital bilbaína, para atenderse de la ‘lumbalgia’.
La analítica revela una anemia grave y entonces sí el médico de cabecera la deriva al Hospital de Cruces, donde quedó ingresada con un severo diagnóstico de cáncer de colon con metástasis.
Leerlo ya conmueve y remueve. Escuchar a la propia Lydia contarlo ahora en Onda Cero, es estremecedor. “Mi hermana se ha estado muriendo al otro lado de un teléfono” Esta no es la sanidad pública que merecemos y necesitamos. pic.twitter.com/oDxwJdqLxu
— Luis Tudanca (@luistudanca) October 1, 2020
Sonia murió luego de tres meses sin diagnóstico ni tratamiento
Sonia Sainz-Maza muere el 13 de agosto a causa de las complicaciones del grave tumor. Su hermana Lydia escribió la carta en la que denuncia que las víctimas del Coronavirus no son únicamente las que reporta el informe diario de Sanidad: ‘Sonia no aparecerá en ninguna estadística, pero sin duda es una víctima del COVID. Y también lo ha sido, cuánto me duele, de quien nunca debió llevar una bata blanca’.