La crisis del Coronavirus que está viviendo el mundo entero está movilizando a los países ricos en una lucha que parece ir contra reloj. Así, el seguimiento médico de los primeros pacientes infectados en territorio alemán parece iluminar ante la posibilidad de encontrar un mecanismo que logre frenar la rápida propagación de la enfermedad.
Los investigadores germanos han descubierto que el nuevo coronavirus se multiplica a un ritmo 1000 veces superior, en la zona de la garganta, que el virus del SARS, una de las últimas epidemias que ha vivido Europa.
Alemania está estudiando a nueve jóvenes que podrían haber sido los primeros infectados en Europa por COVID-19
Los expertos siguen sin entender cómo un virus que hace hace tres meses era un completo desconocido ha sido capaz de viajar por todo el mundo y ha obligado a meterse en sus casas para no salir a miles de millones de ciudadanos de los cinco continentes. Tampoco logra entenderlo la Comunidad científica, pero gracias a un análisis muy exhaustivo de los nueve jóvenes que han sido infectados en Alemania se ha iluminado un poco a la hora de entender la propagación de la enfermedad.
Según los datos publicados, este nuevo patógeno se multiplica mucho más rápido que su hermano mayor, el SARS (virus del síndrome del sistema respiratorio agudo y severo), otro tipo de coronavirus que apareció en el territorio chino en el año 2002 y que acabó con la vida de 800 personas antes de que una campaña internacional fuera capaz de terminar con la epidemia.
La carga viral del COVID-19 sería hasta mil veces mayor
Las nueve personas que están siendo analizadas fueron infectadas en el mismo brote que tuvo lugar en la ciudad de Múnich el día 27 de enero: aunque el estudio no lo dice, se sospecha que es la fecha de los primeros contagiados en toda Europa: un grupo de empleados de una importante empresa de productos del índole automovilístico, Webasto, que realizaron un curso de formación junto a compañeros de una empresa de nacionalidad china.
De este mismo brote pudo haber surgido el turista de nacionalidad alemana en la isla de La Gomera que fue el primer caso que se confirmó en el territorio español. El seguimiento de los nueve pacientes está siendo llevado a cabo por el prestigioso doctor Clemens Wendtner, que demostraría que el virus no solo se llega a multiplicar en los pulmones como hacía el SARS en el año 2002, sino que se replica de forma muy activa en la zona de la garganta a lo largo de la primera semana en la que tienen lugar los síntomas.
El equipo de Wendtner, que trabaja en el hospital de Schwabing en Múnich, ha llevado a cabo el análisis de muestras de la garganta, los esputos, las heces, los pulmones, la orina y la sangre de los infectados para poder entender el comportamiento del nuevo COVID-19.
El pico de la carga viral se alcanzó antes del quinto día de infección. En el caso del SARS del año 2002, el pico era mil veces menor y se alcanzaba a los 7-10 días después de que se iniciaran los síntomas. Esto demuestra que la gran diferencia entre uno y otro es la fuerte y rápida excreción del COVID-19 en la garganta en aquellas personas que tienen síntomas muy leves lo que los convierte en auténticas bombas a la hora de propagar la enfermedad.