Una trabajadora del aeropuerto de Palma de Mallorca podría tener que pagar una multa importante (más de 200.000 euros) por el hecho de hablar en catalán. Todo empezó cuando la Guardia Civil denunció a la trabajadora, Paula Rotger, por saltarse un control de seguridad del mencionado aeropuerto, ella desmintió esta acusación y la joven asegura que el problema es el idioma que utilizó para expresarse, el catalán en vez del castellano.

La protagonista de la historia se llama Paula Rotger y es trabajadora del aeropuerto de Palma de Mallorca (Son Sant Joan) y se enfrenta a una multa de unos 225.000 euros por el hecho de haber puesto en peligro la seguridad aérea al haberse saltado el típico control de seguridad el pasado día 25 de junio.

La trabajadora se defiende asegurando que el problema vino por hablar en catalán a un agente de la Guardia Civil

La joven desmiente esta acusación, niega haber llevado a cabo esta infracción y asegura que la denuncia ha sido por el hecho de que, al haber pasado el control como se indica, se dirigió en lengua catalana a un agente de la Guardia Civil destinado en dicho aeropuerto, algo que fue respondido por el agente con una frase bastante despreciativa: "a la autoridad se debe hablar en español".

El agente de la Guardia Civil decidió denunciar a la trabajadora por no cumplir con los protocolos de seguridad para poder acceder al aeropuerto, según ha confirmado el mencionado cuerpo de seguridad a los medios de comunicación.

Los hechos denunciados tuvieron lugar el pasado 25 de junio cuando la trabajadora decidió asistir a una reunión en un área dentro de la zona de seguridad del aeropuerto (la conocida como “Control India 1”) dentro del área restringida del recinto, según ha explicado el periódico La Vanguardia que ha entrevistado a la afectada por la denuncia.

La mujer denunciada lleva 30 años trabajando en el aeropuerto de Palma de Mallorca y nunca ha tenido problemas

La trabajadora ha dicho que lleva 30 años trabajando en el recinto, conoce perfectamente cómo funciona y cómo se organiza, además de que no ha saltado ningún tipo de control. Incluso, a lo largo de esa jornada, pasó por el mismo lugar hasta en tres ocasiones, sin tener ningún tipo de problema.

Sin embargo, fue al despedirse del agente de la Guardia Civil en catalán cuando empezaron los problemas. Además, no se olvida de la frase pronunciada por el propio agente ya mencionada.

La trabajadora ha reconocido que los arcos pitaron, en un primer momento, cuando estaba pasando el control de seguridad y sus compañeros la tuvieron que cachear y se quitó la chaqueta para facilitarles el trabajo, aunque no hubo problemas. Solo tuvo problemas cuando dijo en catalán “Moltes gràcies”. Dos palabras que le pueden costar hasta 250.000 euros.