Hace poco nos sorprendía la noticia de que una jueza, destinada en Lugo, tenía una consulta propia de vidente y tarotista. Sus ganas de llegar a todo el mundo la había llevado a colocar, ella o algún colaborador bienintencionado, a colocar folletos publicitarios en los parabrisas de los coches aparcados delante de la sala donde impartía justicia. Puestos sus superiores sobre aviso, su caso fue investigado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para discernir la compatibilidad, o no, de su tarea como magistrada y su segunda labor como vidente.

El CGPJ sentencia en firme y declara la incompatibilidad

Es el órgano máximo y el único competente para aclarar la situación. ¿Puede una jueza dedicarse, como segundo trabajo, a “echar las cartas”, a la adivinación? Porque la ley vigente es muy restrictiva en el tema y solo permite la investigación (acerca de temas judiciales), la docencia y la expresión artística. Cualquier otra dedicación que reporte dividendos a un juez debe ser investigado.

María Jesús García, la jueza tarotista, destinada en Lugo, se abstuvo de declaraciones a la prensa y los compañeros durante estas semanas de investigación. Poco se sabe acerca de la continuación de sus labores como vidente, fuera de que algunos clientes recibieron una llamada advirtiendo de la imposibilidad de atenderles, mientras que otros acabaron siendo recibidos.

Algo que, a partir de ahora, queda completamente prohibido. El CGPJ ha abierto expediente disciplinario por falta muy grave, sentenciando la incompatibilidad de dos trabajos, siendo el principal el de juez y el secundario el de vidente.

Una vida laboral con una polémica por destino

Todavía no se ha pronunciado la imputada sobre la sentencia, ni tampoco nadie de su entorno.

El hecho es que quienes trabajan con ella siempre han remarcado su reserva personal, una actitud siempre profesional, pero esquiva. Tampoco era de aparecer por las reuniones informales y las celebraciones relacionadas con su entorno laboral.

De su cualificación académica y su preparación siempre se ha señalado la entrega y las buenas notas, además de la profesionalidad e inteligencia en el desarrollo de sus labores.

Pero ello no la libra de la polémica. De hecho, parece que si no tiene una por destino no era ella. Así, se supo que había actuado como “stripper” en su destino de las Palmas de Gran Canaria, que fumaba en la sala de los juicios entre vista y vista en Bilbao, que en Santander hizo declaraciones públicas contra la ley de violencia de género y que en Santiago de Compostela se había llevado al juzgado a su gato.

Ahora, en el destino que la había llevado a Lugo, suma una nueva llamada de atención y penalización. Parece que las cualidades como vidente no la libran de evitar un nuevo escándalo.