El 27 de Febrero fue el día en que comenzó el horror. Aproximadamente a las 15.30 hs, Gabriel Cruz, apenas un niño de 8 años, salió de la vivienda de su abuela en la localidad de Las Hortichuelas, en Níjar, en el sur de España, para dirigirse a la casa de sus primos, a escasos 100 metros. En aquel fatídico recorrido fue cuando el niño desapareció, y en toda la península comenzó su desesperada búsqueda.
Finalmente, el pasado 11 de marzo, se dio el peor desenlace: Ana Julia Quezada, su propia madrastra, fue arrestada mientras conducía su coche con su cadáver en el baúl.
La mujer, de 43 años y de origen dominicano, acabó por confesar el crimen.
En las últimas horas, se han conocido nuevos detalles de éste terrible hecho. Si bien no se había anunciado de manera oficial, desde el principio de la investigación Quezada era la principal sospechosa de la desaparición del niño. Esto lo vemos en el hecho de que la Guardia Civil le había pedido al juez a cargo de la investigación que se colocaran micrófonos en los diferentes vehículos de la familia de Gabriel Cruz, los cuales eran utilizados permanentemente por Quezada. Y fue precisamente en uno de éstos mecanismos de escucha, el colocado en el vehículo Nissan Pixo donde más tarde se encontraría el cadáver, que los detectives escucharon a la madrastra decir expresiones vejatorias en contra del niño desaparecido, mientras conducía el coche; primero, sin un rumbo fijo, para luego dirigirse al departamento que compartía con el padre de la víctima, en Puebla de Vícar.
Este acontecimiento está registrado en un escrito firmado el pasado jueves por Rafael Soriano, titular del juzgado número 5 de Almería, hecho al que finalmente tuvo acceso el periódico La Vanguardia. Soriano da por ciertos los hechos ocurridos durante el interrogatorio de la acusada, aunque está totalmente seguro de que ella mintió al afirmar que mató al nene mediante asfixia por "legítima defensa", luego de que él la amenazara con un hacha.
El pozo habría sido cavado previo al asesinato
El magistrado sostiene que Quezada actuó bajo una "malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar su macabro plan criminal". En sus distintas declaraciones, tanto frente al juez y al fiscal como frente a la Guardia Civil, afirmó haber matado al nene y luego cavar un hoyo para enterrar el cuerpo.
Sin embargo, el magistrado altera el orden de los acontecimientos, y defiende la teoría de que, luego de asesinarlo, "lo desnudó parcialmente y llevó al jardín, donde ya había hecho el pozo." Es posible que la madrastra cavara el hoyo mientras Gabriel Cruz jugaba. Por lo pronto, se espera el accionar de la Justicia frente a estas nuevas declaraciones.