La leche de vaca es un alimento que, aparentemente, es básico para nuestro crecimiento. Toda la vida la industria láctica nos ha dicho que sin este producto tendremos carencias de calcio, y otros nutrientes vitales para nuestra formación como personas. El debate está servido, ya que hay profesionales que claman lo primero, y otros en cambio que aseguran que no aporta nada bueno que no nos aporten otros alimentos más naturales.

¿Es beneficiosa o no?

Es muy normal desarrollar una intolerancia a la lactosa al crecer. Según la nutricionista Nuria Granados «El 75% de la población española tiene intolerancia a la leche de vaca y la mayoría ni lo sabe.

El problema principal es debido a la caseína, una proteína que es muy difícil de digerir». Dentro del reino animal, somos los únicos que seguimos consumiendo leche una vez terminado el tiempo de lactancia, y además, los únicos que consumen leche de otra especie. No tenemos el mismo estómago que un ternero.

La leche fresca tiene mútiples nutrientes, grasas, vitaminas y minerales que sí pueden servir de ayuda, sin embargo la mayoría de la leche se produce de forma intensiva y no extensiva, y esto desmejora considerablemente la calidad de ésta.

El consumo de leche de vaca no es sostenible para el medio ambiente

Además, hay que tener en cuenta la enorme demanda de productos lácteos. Es tan grande que resulta imposible hacerlo de manera sostenible.

Las grandes empresas lecheras no se pueden permitir esto, porque no alcanzarían los niveles de demanda y perderían dinero. La ganadería intensiva utiliza una parte muy considerable de los recursos naturales, como es el agua. Las vacas son alimentadas con maíz y piensos ultraprocesados, es decir que todo eso va a nuestro organismo.

Para que una hembra produzca leche, tiene que estar preñada, por lo que se les insemina a la fuerza y en cuanto tienen al ternero, este es alejado de su madre. Para cumplir con los plazos, se las ordeña automáticamente, lo que produce heridas en las mamas, mastitis y otras enfermedades dolorosas. Las vacas seguirán produciendo leche unos diez meses más, y luego se repite el proceso.

Se las droga con antibióticos, hormonas y tranquilizantes y todo esto acaba en la leche. Una vez la vaca ya no da más, se la lleva al matadero. Si el ternero es hembra, seguirá la suerte de su madre.

Es más aconsejable apostar por opciones más sostenibles, granjas donde las vacas han pastado en el campo en lugar de estar encerradas y hacinadas en barracones. La leche será de mucha mejor calidad y no afectará tan negativamente al medio ambiente. Además, las alternativas a la leche de vaca cada vez abundan más y se pueden encontrar en cualquier supermercado a precios muy asequibles. Por supuesto esto depende de la situación de cada uno, pero como consumidores es nuestra responsabilidad saber de dónde viene lo que comemos.