La muestra que hasta el próximo 4 de febrero exhibe a Fundación Telefónica en Madrid es, ante todo, una reflejo de la filosofía que Foster aplica a su propia vida.

Es que el arquitecto vivo más prestigioso del mundo no solo embellece las principales ciudades del planea, sino que idea, a futuro, un aeropuesto de drones capaz de funcionar tanto como mercadillo y lugar de encuentro como de espacio para el aterrizaje.

Los drones, no son solo producto de la modernidad que ha caracterizado el trabajo de Norman Foster. Son estos aparatos los únicos capaces de salvar la vida de miles de personas que quedan aisladas tras las lluvias en algunas zonas de África.

No es el único proyecto social que lleva adelante, de hecho podría decirse que mejorar la calidad de vida de las personas ha sido siempre el compañero fiel de su carrera. Un picaporte importa y mucho en sus diseños, todo lo que sea sostenible y bello es imprescindible en las construcciones de Foster y su equipo.

Alrededor de 1.200 personas trabajan en su compañía, la misma que fundó allá por los inicios de la década del 70 con una pareja de arquitectos amigos y su primera mujer, Wendy, la Foster + Partners, de la que ejerce como Presidente Ejecutivo.