Desde 1994, el 5 de octubre es el Día Mundial de los Docentes. El lema de este año es Enseñar con autonomía empodera a los docentes, con el que se hace alusión al lema de 2015: Empoderar al profesorado para construir sociedades sostenibles. Coincide que se celebra también el 20 aniversario de la publicación de la Recomendación de la UNESCO a la condición del personas docente de Enseñanza Superior, por lo que la jornada de este año va a tener especialmente presentes a los Profesores de la enseñanzas universitaria.

Que los docentes estén "empoderados" quiere decir que tengan acceso a una formación continua y de calidad, a remuneraciones justas y a oportunidades de desarrollo profesional.

Enseñar con autonomía alude a la libertad para escoger los métodos más apropiados para una educación eficaz e inclusiva, y al derecho de ejercer su profesión en condiciones de seguridad física y personal aún en épocas de conflicto e inestabilidad social.

Aunque nos unimos al deseo internacional de que todos los profesores puedan gozar de estos derechos básicos para desempañar bien su trabajo, en España los problemas más acuciantes son de otra índole, como el relativo al continuamente criticado sistema educativo, del que los profesores son víctimas más que culpables. En las siguientes líneas, comentaremos algunos de los defectos que la sociedad ve en la educación actual.

Un sistema centrado en lo positivo

Algunos docentes, entre ellos Pablo Póo Gallardo en su libro La mala educación, creen que cada vez es más difícil evaluar a los alumnos puesto que a los profesores se les obliga a centrarse en los aspectos positivos, hasta el punto de que hay quien considera que prácticamente no tienen permitido corregir a los alumnos.

La respuesta a este problema se puede dar en forma de pregunta. ¿Realmente es malo centrarse en lo positivo? ¿Acaso se puede aprender solo a partir de correciones? Detrás de cada error hay un acierto. Centrarse en lo positivo consiste precisamente en ser capaz de ver el acierto y el error en cada respuesta, para saber de dónde necesita partir cada alumno.

Se trata de ver el error como un paso más hacia el éxito.

La educación, esclava de las redes sociales

Son ya famosos los grupos de whatsapp donde un grupo de padres critican al profesor de su hijo, quitándole autoridad, cuestionando su profesionalidad y, a menudo, contribuyendo a la creación de rumores y mentiras. Estos grupos han generado más de un problema grave en los colegios.

Últimamente, además, se está dando el caso contrario: profesores que utilizan las redes sociales para descargarse contra los padres o incluso los propios alumnos. En definitiva, tanto padres como profesores eligen criticar en lugar de construir. Está de moda publicar las frustraciones, en lugar de luchar para que no se produzcan.

Miedo al cambio

La idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor parece profundamente arraigada en la mentalidad española. Así, en términos generales, dejando a un lado los fracasados programas de bilingüismo, la educación actual no difiere mucho de la de hace treinta años.

Se culpa al alumnado, se culpa a la educación de los padres o incluso a la incompetencia de los profesores cuando se produce el llamado fracaso escolar. Pero lo cierto es que en la mayoría de colegios e institutos se sigue usando la misma metodología que en el siglo pasado. El mundo ha cambiado, pero la educación parece reticente a cambiar con él. Cualquier metodología o concepto innovador -inteligencias múltiples, trabajo cooperativo, etc. - se mira con una lupa de crítica y escepticismo.