El pasado fin de semana llegaba la buena noticia: Boko Haram había tomado la decisión de liberar a 82 mujeres, que formaban parte del grupo de jóvenes que habían sido raptadas por su grupo terrorista, hace tres años, en la aldea de Chilok.

Hay que recordar que en el año 2014, el grupo terrorista se llevó a un total de 219 niñas, de un colegio católico, que recibieron el nombre de Chibok Girls

Tuvo una repercusión en los medios de comunicación insólita -incluso, Michelle Obama lideró la campaña en redes sociales-.

Aunque no es la primera vez que liberan a un grupo de chicas, ya que, en mayo del año 2015, se realizó la primera liberación masiva, con más de 200 niñas, que habían sido forzadas a ser esclavas sexuales, contraer matrimonio con desconocidos o a combatir.

Amnistía Internacional llegó a calcular la cifra de más de 2000 mujeres y niñas, que estaban bajo el poder de Boko Haram. Aunque se sospecha que es la punta del iceberg, de lo que sería el número real, no estaríamos ni cerca del mismo. Pero, el caso de las niñas de Chilok ha sido especial, por la gran atención que ha recibido de Occidente.

Las jóvenes liberadas son interrogadas por la policía, para recibir más detalles sobre Boko Haram y son recibidas, incluso, por el presidente del país, Muhammadu Buhari.

Pero, una cosa que es fundamental, para que estas chicas puedan llegar a rehabilitarse, que es el contacto con sus familias, no está llevándose a cabo.

Se sabe que las mantienen en lugares cerrados y controladas por funcionarios y no se sabe, según las organizaciones humanitarias que están en el país, que tipo de ayuda se les está ofreciendo.

Lo que queda claro es que las mantienen aisladas, no sólo de sus familias, también, de sus amigos y conocidos. Algunas organizaciones internacionales, que están en el país, no están muy convencidos de que los familiares estén muy proactivos, ante el regreso de sus niñas.

Incluso, el portavoz de Save The Children indica que no es seguro que las chicas puedan volver a su lugar de origen, ante el rechazo que van a sentir de sus familias.

En sus comunidades, a causa de haber sido explotadas como esclavas sexuales y la desconfianza, las chicas serán vistas como una amenaza. Todas las víctimas del grupo terrorista acaban sufriendo este estigma.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas se ha unido al Ministerio Federal de Asuntos de la Mujer y Desarrollo Social de Nigeria, están apoyando a las mujeres y niñas, que han sido víctimas de violencia sexual y género, con un "kit de asistencia", con el que se facilitan vestidos, culturalmente, apropiados y productos de higiene femenina, además se les ofrece educación, pueden acceder a una salud reproductiva y se les enseña habilidades, para que puedan volver a formar parte de la comunidad.