La erradicación del absentismo escolar es compleja, porque ninguna comunidad tiene un claro causante de ello. Aunque el factor económico suele estar detrás la mayoría de los casos, no es el único motivo para que un menor falte a clases injustificadamente.

Que la pobreza sea el principal motor es una paradoja que dificulta aún más la situación. Una persona sin estudios tiene menos probabilidades de salir adelante económica y socialmente que una que si los tiene.

Para algunos sindicatos docentes, el absentismo y la deserción escolar se deben en gran medida a los recortes que el sector educativo ha sufrido desde el 2010.

La falta de personal especializado ha llevado a aumentar la cantidad de alumnos por clase hace, situación que favorece la disminución de la capacidad de atención de los estudiantes y la de los profesores de poder personalizar la educación y detectar problemas.

El absentismo escolar se incrementa acorde se avanza en los cursos. Es decir, en Bachillerato hay más alumnos con faltas regulares que en primaria o infantil. Situación que le otorga un extra de peligrosidad, porque un joven sin estudios y en la calle tiene más probabilidades de enfrentarse a delincuencia, drogas, alcohol y embarazos no deseados.