María Montessori fue una revolucionaria intelectual, que lejos de aplicar cualquier forma de violencia, se dedicó a la infancia y su potencial. Para ella, los niños debían crecer en ambientes especialmente acondicionados y no hablaba de enceres materiales, lo hacía pensando en el amor, la seguridad y la confianza como herramienta para desarrollo psicomotriz.

Aplicar su método a la educación actual, no es tarea imposible, uno de los pilares de este son los profesores.

“La principal diferencia, tal vez, sea el rol del maestro. Un maestro Montessori es un guía, un intermediario que pone el niño en relación con el entorno, un ambiente preparado para el aprendizaje, en lugar de ser él el centro y líder del grupo.

Otra diferencia fundamental es que el programa se va realizando acorde con las necesidades psicológicas de cada etapa de desarrollo y a los intereses de cada niño, por tanto, es muy individualizado.

En tercer lugar, el ambiente preparado para el aprendizaje, que permite e invita a la exploración y trabajo, acorde con las características psicológicas de cada etapa de desarrollo”, explica Ana Juliá Barnadas presidenta de la Asociación Montessori en España.