Con la presencia del hermano de Ylenia Carrisi, Yari Carrisi, en el programa de Telecinco Sávame Deluxe descubrimos que la periodista Lydia Lozano no es la única voz que habla de que la joven desaparecida siga aún con vida. El italiano se posicionó a favor de esta teoría y afirmó con rotundidad que no cree en la fiabilidad de las nuevas investigaciones policiales.

Según demuestran algunos indicios, la policía estadounidense cree haber encontrado el cuerpo de la joven Ylenia asesinada por el conocido como Asesino de la Cara Feliz. El mismo Keith Hunter Jesperson, el mencionado asesino, aseguró haber matado a una joven llamada Suzanne que se correspondería con la descripción de la italiana.

Ante estas pruebas, la policía de EE.UU pidió a Albano, padre de la joven, una muestra de ADN para cotejar con las de la mujer encontrada. Sin embargo, a pesar de estas evidencias y de la posibilidad de que el caso se cierre de forma definitiva, el cantante desea mantener la prudencia y evitar hacer declaraciones al respecto dado que, según sus propias palabras, esta historia es amarga y dolorosa.

Según ha declarado uno de los agentes que trabajan en la investigación de este caso, el cráneo de la joven encontrada ha sido trasladado a las instalaciones de Texas para que sean realizadas las correspondientes pruebas de ADN y poder cotejarlas con las muestras tomadas al padre de Ylenia Carrisi.

Por su parte, el asesino confeso Keith Hunter Jesperson ha reconocido sin ninguna duda a la joven que mató en el año 1996 al visualizar la imagen de un retrato robot de Ylenia Carrisi realizado por un perito experto del tribunal de Palm Beach, así como al ver una foto real de la joven.

Ya desde su dura infancia, Jesperson mostró una actitud tendente a la tortura de animales a los que cazaba y daba muerte mediante la estrangulación. Durante su vida adulta recorrió EE.UU en su camión secuestrando y matando mujeres con una clara motivación sexual sin que las autoridades consiguiesen dar con él. Tras la falsa confesión de una mujer que aseguró haber participado en los asesinatos para incriminar a su pareja, Jesperson decidió comenzar a enviar cartas a los medios para reclamar la autoría de sus horribles crímenes. El dibujo de una cara sonriente acompañaba a cada una de las cartas y esto fue lo que dio el sobrenombre de “el Asesino de la Cara Feliz”.