Después de la partida definitiva e inesperada, aunque muchos lo sospechaban, de Bruno a Roma, con su nuevo amor y su madre, en el penúltimo capítulo, el último de la segunda temporada de “Merlí” reservaba otra gran sorpresa, aparte de cerrar algunas tramas, dejar sin cerrar del todo otras y abrir nuevas para una posible tercera temporada.
El centro del capítulo era Coralina, que habiéndonos mostrado sus dos caras durante toda la temporada, la buena y la mala, aquí atacaba a todo quisque como si no soportara que fueran felices o que le estorbaran, vamos, como un dictador.
El hermano pequeño de Marc le soltó cuatro verdades que serán como una condena definitiva para ella.
Mientras, los chicos de la clase deciden montar una farra (juerga padre en catalán) en el aula de sus clases, sin que nadie lo supiera. Al final, como en “Resacón en Las Vegas”, la cosa se irá de sus manos. Ahí saldrían nuevos romances como Joan con Oksana. Él decidió acabar con ser el chico bueno y después de fracasar fumando porros, fue a ligarse a la chica más lanzada, y ella aceptó. Gerard y Mónica estuvieron a punto de reconciliarse, pero nada pasó de unos surrealistas mensajes de Whatsapp con el uno sentado al lado mismo del otro.
Ivan lo intentó de nuevo con Berta, que lo ignora, y lo empeoró cuando Pol le quiso provocar para que se peleara con él y Berta le prestara atención. Luego, ella lo puso verde en el lavabo ante sus amigas, lo que él escuchó y reconoció que, por ahora, está totalmente incapacitado para una relación estable; sólo su madre estará a su lado, como ermitaños.
Y Coralina, giro inesperado de la trama, sufre un terrible golpe en la cabeza al caérsele encima la cisterna del WC. A la mañana siguiente, Berta encuentra su cadáver. Parecía haber pagado así su prepotencia de los últimos días con toda la clase y los profesores, a los que ponía absurdos castigos. Ella pensaba denunciar a Merlí por un examen robado en el anterior curso, pero ello se lo llevará a la tumba.
Así, Eugeni, otro perjudicado por ella, podría presentarse para nuevo Director del Institut Àngel Guimerà, a sugerencia de Merlí.
Mientras esperamos nuevas aventuras de nuestro profesor favorito, los seguidores de la serie siguen dividiéndose entre partidarios acérrimos de que Bruno vuelva de Roma para liarse con Pol, ya que no tragan que él pudiera acabar con Tània ni con ninguna otra chica de la clase, y otros que esperan que la chica acabe con Marc, más adecuado para ellos. Nadie ve posibilidades a Ivan con ninguna, y los demás, una cierta indiferencia.
La crítica alaba la calidad de la serie, pero algunos creen que ha perdido gas, sobre todo el propio Merlí, como dice Mònica Planas, en su crítica del diario Ara: “No ha acabado la temporada en plena forma. Se ha ido desdibujando. Ha servido para poner en marcha la maquinaria de acción de los alumnos, pero luego ha perdido gas”, y vuelve a insistir en cómo el guionista trata los personajes femeninos: “Conocemos bien a las familias de Òliver, Joan, Gerard, Ivan, Marc y Pol. Pero no las de Berta, Tània, Mònica ni Oksana”. Incluso ironiza en la forma de morir de Coralina: “Las series de TV3 sorprenden por la originalidad creativa a la hora de matar a sus personajes. (…) Coralina se había añadido a ‘Merlí’ para compensar las críticas por sexismo, y al final, parecía que le molestaba [al guionista]”.