La alimentación Holística es conocida por considerar al ser humano como un todo (hay tres niveles interconectados: el cuerpo, la mente y el espíritu) y el proceso de nutrición se va a organizar teniendo en cuenta todos los niveles.

Los nutricionistas llevan tiempo intentando concienciar de que las dietas no deben tener un principio y un final

Lo más recomendable es apostar por un cambio en la alimentación, con el objetivo principal de aprender a comer sin tener una única razón, que es saciar el hambre, y emplear lo que comemos para poder mejorar nuestra salud.

Mejorar la calidad de vida y la salud es una de las bases de la susodicha alimentación holística.

Este tipo de alimentación, que también es conocida como alimentación integrativa, es una manera de alimentarse que busca el beneficio en la persona a través de entender los distintos niveles del ser humano (espíritu-mente-cuerpo). Para poder nutrirnos, de manera correcta, para estar mucho más saludables, no debemos tener todas las variables de manera aislada (por ejemplo, una patología concreta o la idea de perder peso), sino que hay que pensar en todos los niveles de forma conjunta.

No se cuentan calorías ni se pesan raciones

La alimentación holística entra dentro de la medicina integrativa que se encarga de las conexiones que hay entre el entorno y la fisiología de nuestro cuerpo para poder llevar un estilo de vida mucho más sano, natural y de una manera intuitiva.

Esta alimentación no acepta las soluciones que sean temporales y reivindica que es necesario seguir una dieta permanente donde lo más importante es estudiar los efectos de la comida sobre el “todo” que somos las personas.

Fabiola Piza, nutricionista experta en alimentación holística, explica que hay que dividir la comida en dos clases.

La primera clase va a afectar tanto al espíritu como a la mente, la segunda se vuelca en el cuerpo. Ambas se relacionan directamente y no se pueden trabajar de manera independiente. Recuerda que el 83% que siguen una dieta, cuando la abandonan, recuperan el peso. Esta nutricionista considera que las dietas no deberían ser, en ningún caso, temporales.

La alimentación holística se basa en consumir alimentos naturales, sin dejar espacio a alimentos procesados donde la composición original se ha alterado. De esta manera, evitamos tomar compuestos dañinos y nos aseguramos las propiedades nutricionales. En este tipo de alimentación se permite todo tipo de alimentos: pescado, lácteos, carne o vegetales. El secreto es consumirlos de una forma equilibrada, sin excesos y siguiendo una dieta muy variada.

Apostar por alimentos de temporada y frescos, como pueden ser las hortalizas o las frutas (se recomienda mezclar los que sean de distintos colores), cereales, semillas, hierbas. A la hora de hablar de grasas insaturadas, no hay que borrarlas, pero en cantidades muy moderadas.

También, hay espacio para los hidratos de carbono, probióticos, vitaminas, minerales y la fibra.

No hay que pasar hambre ni medir las cantidades. Cada comida se va a adaptar a las necesidades del individuo, según su actividad o su capacidad para quemar lo que toma. Se recomienda no consumir bebidas muy frías, ya que hacen que la digestión sea mucho más lenta, y que mastiquemos muy bien la comida.