El alcoholismo es una patología mucho más compleja de lo que parece, ya que depende de diversos factores. Está demostrado que el alcoholismo podría tener mucha relación en algunos casos con la depresión. Incluso algunos de los síntomas más característicos del alcoholismo se suelen tratar con una serie de psicofármacos como pueden ser los antidepresivos o los ansiolíticos.

Los ISRS son muy recomendables en el caso de depresión o alcoholismo

Hoy en día, varios equipos médicos estarían estudiando el empleo de antidepresivos en la primera fase de la lucha contra la adicción al tabaco (conocido como la “fase de deshabituación”).

También se utilizan fármacos como son la venlafaxina, trazodona o fluoxetina.

Los ISRS (Inhibidores de manera Selectiva de la Recaptación de la Serotonina), han demostrado que son muy eficaces para paliar el síndrome de abstinencia que provoca el alcohol. Los antidepresivos son muy recomendables, en el caso del alcoholismo que va acompañado de episodios graves de depresión. Incluso, muchos pacientes de depresión también padecen dependencia hacia el alcohol. Y, en estos casos, los médicos se encuentran con un verdadero desafío. A la hora de tratar el alcoholismo y la depresión, vayan juntos o por separado, siempre hay que escuchar a los médicos.

Los expertos recuerdan que en el caso de una depresión unida al alcoholismo, no llega solo con dejar de consumir alcohol.

Según algunos expertos, el 40% de las personas que ingresan en un centro especializado para luchar contra el alcoholismo, también arrastran un trastorno emocional o afectivo.

En el caso de depresión-alcohol sería en un 20% de los pacientes y, en el caso de alcohol-depresión, sería un 40% de las consultas en centros médicos y que pueden terminar solicitando el ingreso en un centro de desintoxicación.

Posibles causas de la depresión

Algunas de las causas que pueden provocar una depresión son sentirse solo/a, una ruptura de una relación sentimental, la muerte de un familiar o de una persona cercana o no aguantar más el estrés en el trabajo. También, puede suceder por un cambio no esperado en la vida como puede ser una mudanza, un embarazo, una jubilación, un ascenso laboral que implica más responsabilidades...

Y otros factores como el aislamiento social, un aumento del consumo de alcohol o dormir mal. La depresión es la enfermedad del siglo XXI y, por desgracia, cada vez hay más personas que sufren dicha enfermedad o que están a punto de terminar en tratamiento.