A la hora de perder peso de cara el verano, algunas personas cometen el error de contar calorías, sin pensar si realmente es saludable o si van a llegar a conseguir el objetivo deseado. En este caso, lo mejor es tratar de hacer una dieta de tipo hipocalórico, efectivas a la vez que muy sanas.

La razón por la que la mayor parte de la gente engorda es muy sencilla: consumen más calorías de las que son capaces de quemar. Por ese motivo, los nutricionistas apuestan por dietas de unas 1.500 kilocalorías, pues es una cantidad que obliga a nuestro cuerpo a quemar más calorías de las que consume para poder llevar a cabo las funciones básicas.

De esta manera, se logra perder la grasa almacenada en el cuerpo.

Se basan en la dieta tradicional mediterránea

Los nutricionistas, al hablar de déficit calórico, se refieren a consumir menos calorías de las que se consumen en el día a día, aunque no de manera drástica, para lograr una pérdida de peso de manera sana y constante. Ese es el secreto para lograr el objetivo de perder peso.

La razón por la que se apuesta por las 1.500 kilocalorías es por la cantidad media de calorías que consumen las mujeres en España, que oscila entre las 1.850 y las 2.350 calorías cada día, dependiendo de lo activa que sea. Si lo que se desea es perder peso, entonces habrá que reducir esa cantidad de calorías. La cantidad de 1.500 solo es orientativa, ya que va a depender de la estatura, complexión, edad o la actividad física diaria que realice cada persona.

Lo importante es perder grasa, no masa muscular ni agua. Consumir 1.500 calorías al día no se considera una dieta estricta, sino una dieta hipocalórica de corte moderado. Su secreto es saber reordenar los distintos alimentos, aumentando el consumo de proteínas para no perder agua, como sucede con numerosas dietas.

No se pasa hambre

Uno de los grandes fallos de las dietas hipocalóricas es provocar la sensación de vacío en el estómago, lo que puede provocar atracones en la persona que la sigue. En este caso, se realizan cinco comidas al día y, como se ha demostrado gracias a varios estudios científicos, se reduce la sensación de hambre.

Como no se pasa hambre, no se acaba cayendo en tentaciones como dulces u otros productos con mucho azúcar para saciar esa sensación.

Al reducir el número de calorías consumidas, se recomienda aumentar el de proteínas. El objetivo no es perder masa muscular, por lo que hay que comer una cantidad importante de proteínas para que nos ayude a eliminar grasas y lograr que la quema de calorías se haga de forma constante.

El aumento tiene que ser ligero. O sea, si solemos consumir 100 gramos de pescado o de carne, ahora serán unos 150 gramos de carne o pescado azul. En el caso del pescado blanco, se permitirían hasta 200 gramos.

Un día tipo en esta clase de dietas

Desayuno: un vaso de leche, 40 gramos de pan y una loncha de jamón (ibérico, si es posible).

Media mañana: una pieza de fruta y 20 gramos de frutos secos.

Comida: una ensalada hortelana, 150 gramos de pollo al limón con arroz integral y una pieza de fruta.

Merienda: dos tostadas acompañas de queso fresco.

Cena: crema de verduras casera, pescado a la plancha con verduras y un yogur (sin azúcar).