¿De repente sientes un gran antojo por comer dulce? En momento de estrés, ¿prefieres comerte un gran chocolate y un helado? Por el contrario, ¿de la nada quieres comerte una buena ración de papas a toda costa? Si la respuesta es sí, no estás solo, pues muchas personas se refugian en la comida sin notarlo, sobre todo cuando están pasando por periodos de estrés emocional.
¿Qué es la psiconutrición?
La psiconutrición es un área de estudio relativamente nueva que busca estudiar, de la mano de especialistas tanto en la nutrición como en la psicología, qué factores físicos, mentales y emocionales intervienen cuando una persona, normalmente con sobrepeso, decide comer sin parar o complacer todos sus antojos culinarios, o por el contrario, decide dejar de comer algo de repente.
Esta nueva corriente médica busca integrar hábitos alimenticios y dietéticos, los procesos psicológicos relacionados a la alimentación, la ansiedad, la depresión, entre otros, para determinar cómo todos ellos influyen en el mal comer de una persona. El principal objetivo es, entonces, determinar cuándo una persona siente hambre física real y cuándo se trata de hambre emocional, influenciada por el estrés, la ansiedad, aburrimiento y la tristeza.
Aprende a comer con la cabeza
Esta disciplina busca enseñar a las personas a hacer una dieta adecuada y que sepan cuál es la forma correcta de comer para hacer de la alimentación un acto saludable y que pueda mantenerse a lo largo del tiempo.
El problema es que muchas personas intentan bajar de peso a como dé lugar y eliminan ciertos productos de su “dieta” solo para darse cuenta que un mes después, se están dando atracones de comida o simplemente abandonan su objetivo.
Lo que ignoran es que tener un peso saludable no se trata únicamente de una alimentación sana. Hay una serie de factores que intervienen en el proceso y la meta es enseñar a la población general a identificarlos y tratarlos, para que así podamos mantener una dieta balanceada y, al mismo tiempo, veamos esos momentos en los que realmente no tenemos hambre sino más bien buscamos llenar un vacío emocional o de ansiedad.
Una relación sana y dulce contigo mismo
Muchas veces, sin notarlo, recurrimos a los dulces porque nos hacen sentir bien, especialmente cuando estamos deprimidos o estresados pues producen una sensación de placer, relajación y bienestar en el cerebro. Pero cuando comemos desmedidamente y no podemos evitar comer un dulce o algo en específico, hay un problema.
En ese caso, es necesario buscar la ayuda de un experto para determinar qué vacío emocional se intenta llenar y que está teniendo una gran influencia tanto en ti como en los alimentos que consumes.
En conclusión, simplemente se busca crear un balance para que la alimentación deje de ser un refugio y empiece a ser una actividad conjunta entre la comida, una mente sana y equilibrada.