La mastitis es la inflamación de las ubres o glándulas mamarias que produce cambios en la composición de la leche y en el tejido mamario. En ganadería de leche, ésta suele ser una patología de relativa frecuencia en vista de la presencia de algunos factores de riesgo que predisponen a las razas lecheras para esta patología.

Mastitis subclínica

La mastitis produce los signos característicos de todo proceso inflamatorio como son: tumor (aumento de tamaño), rubor (enrojecimiento por aumento del flujo de sangre), calor, dolor y disminución de la función; esta última queda en evidencia por la disminución de la producción de leche.

Sin embargo, en muchos casos esta patología se presenta de forma subclínica, es decir que ni el propietario ni el médico veterinario pueden identificarla a simple vista, por lo cual se requieren realizar algunas pruebas especiales para alcanzar el diagnóstico, como son el California Mastitis Test (CMT) o un conteo de células somáticas en la leche.

En esta forma de la enfermedad, la vaca suele eliminar bacterias en la leche y aun cuando éstas pueden pasar desapercibidas, sin causar ningún daño aparente ni al animal ni al consumidor de la leche, algunos microorganismos productores de mastitis como Staphlycoccus aureus pueden persistir en la leche y en quesos de elaboración artesanal ocasionando intoxicaciones alimentarias, en vista de la capacidad de esta bacteria para producir toxinas.

Otras especies, del género Staphylococcus, Streptocococcus spp., Corynebacterium spp., Eschericia coli y diversas enterobacterias, pueden estar implicados en la enfermedad.

Síntomas de intoxicación

Los síntomas de intoxicación alimentaria por la toxina de S. aureus suelen aparecer entre 1 y 6 horas después del consumo del alimento contaminado, normalmente un queso artesanal o leche cruda.

Estos incluyen: fuertes dolores abdominales, vómitos, diarrea y en ocasiones pueden presentarse fiebre y cefalea. Los vómitos y diarreas frecuentes pueden llevar a deshidratación severa y shock.

El uso de antibióticos

El uso de antibióticos en animales de producción sin la adecuada supervisión de un médico veterinario, y específicamente en vacas lecheras lactantes, se ha convertido en una práctica habitual en muchos países.

Esto ha traído como consecuencia la presencia de cepas bacterianas multiresistentes a los antibióticos que pueden afectar al ser humano. Por otra parte, en muchos casos no son respetados los tiempos de retiro de los antibióticos y se continua utilizando la leche proveniente de vacas en tratamiento con fines comerciales, lo cual está regulado por organismos internacionales de salud.

Impacto económico

Esta enfermedad representa importantes pérdidas para la ganadería lechera mundial, en vista de los costos que generan: la ejecución periódica de pruebas de diagnóstico, los tratamientos para mastitis subclínica y clínica, la disminución en la producción de leche, la pérdida de cuartos mamarios (pezones) en vacas con mastitis clínica y la leche tratada con antibióticos.