El síndrome de Asperger no es más que una es una condición neurológica, que engloba un conjunto de características conductuales y mentales y que se incluye dentro de los trastornos del espectro autista y donde lo característico es que la persona con esta condición presenta dificultades en la comunicación y en la interacción social. Veamos a qué se debe y cuáles son sus características.

Origen e historia

El término Síndrome de Asperger, fue utilizado por primera vez por la psiquiatra británica Lorna Wing en 1981, en honor al trabajo realizado por el también psiquiatra Hans Asperger, quien había descrito este síndrome en 1943, en momentos cuando también se hablaba del autismo.

Sin embargo Hans Asperger, se refirió al síndrome como «psicopatía autista», y lo hizo basado en las características clínicas de cuatro de sus pacientes que tenían problemas en la integración social. Este término resultaba un tanto confuso, por lo que fue luego sustituido por el de Síndrome de Asperger, siendo más conocido a nivel internacional en los años 90, cuando se incluyó en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

Desde el punto de vista etiológico, este síndrome, parece ser el resultado de la conjunción de varios factores que afectan el desarrollo cerebral, pero de una manera difusa. Existen una teoría que propone, que durante el desarrollo fetal ocurre una migración anormal de las células embrionarias que afectan, tanto la estructura del cerebro, como conexiones, y otros que proponen una disfunción en los circuitos serotoninérgicos, o a nivel cerebelar. Pero que lleva a esto, aún permanece oculto.

Características clínicas y manejo

Por lo general la aparición de esta condición se asocia la niñez temprana, sin embargo muchas veces se pasa por alto y se hace más evidente tardíamente, en las fases del desarrollo donde el contacto social es fundamental; de allí que entre sus principales características están una falta de consciencia por lo que piensan u opinan los demás, al igual que una falta de empatía y sensibilidad hacia sus semejantes, lo cual hace que sus relaciones sociales se vean limitadas.

De igual manera, la persona con Asperger tiende a ser ingenua, con unas inquietudes muy limitadas lo que lo lleva a aislarse y a tener una vida con una rutina extrema, y el salirse de ella le genera ansiedad; no conoce límites ni normas sociales; e indudablemente todo esto hace que tenga problemas para comunicarse, además de que maneja un lenguaje formal y monótono y desconoce el lenguaje no verbal.Desde el punto de vista motor, puede haber retrasos en el desarrollo y problemas de coordinación; y desde el punto de vista cognitivo, a diferencia de los Niños autistas, las personas con este síndrome tienen en su mayoría una inteligencia normal o incluso superior a la media.

Aún se sigue estudiando, y el manejo de este síndrome se considera debe estar orientado a controlar las síntomas, de ser necesario con un manejo multidisciplinario y gran apoyo familiar.

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