No hace falta un gran terreno para construir un huerto, que te proporcione muchas satisfacciones y surta tu cocina de riquísimas verduras. También las terrazas pueden convertirse en pequeños huertos llenos de saludables hortalizas.

Muchos huertos no sobrepasan los 10 m2 y en ese pequeño espacio es posible recolectar tomates, pimientos, lechugas, pepinos y calabacines durante todo el verano. Pero el no tener jardín, no es inconveniente para poder montar tu huerto en la terraza.

Grandes jardineras o mesas de cultivo, hacen posible que podamos deleitarnos con tomate, lechugas y otras verduras recién cogidas, e incluso cultivar árboles frutales enanos, adaptados a vivir en contenedores.

En cualquier caso, si contamos con un espacio reducido, lo más importante es el orden. Hay que saber escoger bien los contenedores y si el huerto está en el jardín, habrá que saber trabajar la tierra y organizar el tipo de cultivo.

Cómo escoger los contenedores para un huerto en terraza

Hay que utilizar grandes jardineras de un fondo de 40 cm, que reciban un volumen importante de tierra, para poder cultivar hortalizas como: tomates, pepinos, pimientos, etc., las jardineras de 25 cm de fondo se destinarán al cultivo de rábanos, lechugas y hierbas aromáticas.

Lo mismo rige para las mesas de cultivo, mucho más cómodas por su altura y que eliminan el tener que agacharse, además bajo las mesas podemos colocar jardineras, con lo cual ahorramos mucho espacio.

Los cultivos verticales también son una buena solución para espacios reducidos y pueden construirse con materiales reciclados: cajas de plástico, botellas, etc.

La tierra más adecuada para un huerto en terraza

Es importante en primer lugar, procurar que jardineras o mesas tengan un buen drenaje, para evitar cualquier exceso de agua.

Para lograrlo, en el fondo pondremos una capa de gravilla o bolas de arcilla.

La tierra debe ser ligera y convenientemente rica en elementos nutritivos, para compensar su reducido volumen. Para un huerto ecológico hay que recurrir a los abonos naturales que se encuentran en los centros de jardinería, siempre que no se disponga de sitio para fabricar su propio compost.

El riego manual o el sistema gota a gota, son los más indicados para proporcionar el agua necesaria a nuestro huerto.

El huerto en un pequeño jardín

Lo primero es buscar un lugar soleado y lejos de los árboles, para que las raíces no afecten al cultivo y las hortalizas crezcan con fuerza. Hay que cavar bien la tierra, desherbando y proporcionándole algunos sacos de tierra nueva que contribuirán a dar fuerza a semillas o plantones.

Podemos optar por plantar directamente o hacerlo en cuadrados. Esta última técnica está muy de moda, ya que supone una casi ausencia de malas hierbas y menos trabajo que el huerto tradicional, pero también limita la cantidad de plantas a cultivar y supone un desaprovechamiento real del espacio.

Si estamos ante nuestro primer huerto y no sabemos muy bien por dónde empezar, hay muchos vídeos y webs en Internet, que nos pueden ayudar a una buena estructuración y a combinar las plantas para que se vigoricen y se protejan entre ellas del ataque de parásitos.

Es muy eficaz plantar flores entre las hortalizas: tagetes, lavandas y capuchinas, que son excelentes repelentes naturales de insectos perjudiciales para el huerto.

No es difícil obtener una primera cosecha abundante y deliciosa. El trabajo de un pequeño huerto es un buen ejercicio al aire libre muy desestresante y el encanto de ver crecer unas tomateras o unas esplendidas matas de calabacines es todo un lujo al alcance de cualquiera.