La vitamina C pertenece al grupo de las hidrosolubles junto con las del grupo B; su deficiencia fue la causa numerosas muertes entre navegantes, exploradores y ejércitos, que emprendían largas marchas desprovistos de frutas y verduras, consideradas las fuentes más importantes de esta vitamina. En 1907, se descubrió que la enfermedad podía producirse en cobayas cuando no se les administraba esta clase de alimentos; desde entonces se aceptó que la enfermedad se debía a alguna deficiencia dietética.

En los años 1928-1931 se extrajo una sustancia de la col, de las naranjas, la paprika y las glándulas suprarrenales, a la que denominó ácido hexurònico; poco tiempo después, se confirmo que el ácido hexurònico era idéntico a la vitamina C, que ellos habían aislado en naranjas y limones.

Posteriormente en el año 1933, se sintetizó y desde entonces se produce en los laboratorios.

Esta vitamina C es muy buena e importante ya que ayuda a la cicatrización de la piel, a la absorción del hierro, mejora un 70% nuestra vista, ayuda a la producción del colágeno. Es importante que los niños, adolecentes y mujeres embarazadas lo consuman debido a su múltiples beneficios.

Funciones de la vitamina C

La vitamina C contribuye a la formación del colágeno, principal proteína de los huesos, cartílagos, tendones, dientes y piel. Favorece la absorción del hierro y el metabolismo de los aminoácidos y del colesterol. Facilita la cicatrización de las heridas y mantiene la solidez y elasticidad de las paredes de los vasos sanguíneos; desempeña una función protectora contra infecciones.

Es importante para encías, actúa como un antihistamínico y es importante para la coagulación de la sangre.

Signos de deficiencia

Su deficiencia produce hemorragias, retardo en la cicatrización de las heridas, alteración del tejido óseo, inflamación de las articulaciones, dolor muscular y en estados severos de deficiencia se produce escorbuto, caracterizado por debilidad general, inflamación de las articulaciones y de las encías, dientes flojos y debilidad general.

Fuentes de la vitamina C

La vitamina C es abundante en frutas, tales como: guayaba, naranja, curuba, papaya, papayuela, toronja y mango. También en algunos vegetales como repollo, brócoli, pimentón, espinaca, berros, y coliflor. La vitamina C o ácido ascórbico, se oxida fácilmente con la exposición al aire y al sol, y puede perder su poder vitamínico; por lo tanto, las frutas y las verduras debemos de consumirlas frescas.