La cebolla es uno de los elementos básicos de la dieta mediterránea, por lo que es habitual encontrarla en la mayoría de los platos. Además de formar parte de cualquier tipo de sofrito, braseados de carne o pescado, ensaladas y sopas, también resulta fundamental en sanfainas, pistos y rellenos.

Por si fuera poco, la cebolla es conocida no solo por su sabor, sino también por sus excepcionales beneficios sobre la salud. Su consumo habitual ayuda a reducir el nivel de colesterol, regular la tensión arterial, mejorar la circulación sanguínea, fortalecer los pulmones y combatir las enfermedades infecciosas.

Todas estas virtudes se aprovechan mejor si la cebolla se toma cruda, de ahí que se recomienden 60 gramos diarios de este alimento, como si fuera un ingrediente más en la comida. Cocida, en cambio pierde parte de su aporte en vitaminas C, pero es más fácil digerirla y resulta idónea para estómagos delicados y contra el estreñimiento.

Existen muchas variedades de cebollas que conviene elegir en función de su aplicación culinaria: cruda, cocida, rellena, sofrita, asada, confitada… sin embargo, sea cual sea la variedad por la que optemos, siempre repercutirá positivamente en nuestra salud.

Las variedades más comunes

En el mercado encontraras una larga lista de variedades de cebolla: grano de oro, roja, blanca, de Figueras, francesa, cebolleta y escalonia, entre otras.

Para tus ensaladas, aprovecha la escalonia, la de Figueras, la cebolleta o la roja, mientras que los guisos aceptaran mejor la blanca, la francesa y la grano de oro.

Cebolleta. Parecida al puerro su sabor es más dulce y suave que el de la cebolla, por lo que se toma cruda. Aún así, admite las mismas preparaciones

Escalonia o Chalota.

Esta variedad, muy utilizada en la alta cocina, pica menos que el ajo, pero ofrece un sabor más intenso que el de la cebolla común. Cruda o cocida es muy deliciosa.

De Figueras. Su sabor dulce la convierte en la variedad más indicada para incluir en ensaladas o tomar solas, aderezada con un chorrito de vinagre y sal.

Blanca.

De cascara plateada, resulta deliciosa encurtida o bien guisada para preparar estofados.

Común o Grano de Oro. Es la más consumida en Europa gracias a su sabor dulce y delicado. Se puede tomar cruda, cocida o frita.

Francesa. Son muy pequeñas, de sabor fuerte y picante. Glaseadas resultan idóneas para acompañar carnes.

Roja. La piel exterior es de color rojo rubí y su pulpa rosada. Su sabor es algo picante.

Descubre todos sus secretos culinarios

Las virtudes de la cebolla común se pueden potenciar al máximo:

Cuando la compres. Al encontrarse en el mercado durante todo el año puedes adquirir cebollas siempre que quieras. Escoge aquellas que te presenten un aspecto firme y que conserven toda su piel exterior.

Fíjate también en que no tengan partes dañadas.

Cómo utilizarla. Desata tu imaginación y cocínalas de la forma que más te apetezca, puedes elaborar un sabroso sofrito que acompañe a una carne, tomarla asada al horno con piel o como guarnición de sopa y pescado. Aprovecha toda su versatilidad.

Al prepararla. Si las pones una hora en la nevera o 10 minutos en el congelador, y luego las pelas bajo un chorrito de agua fría, evitaras las lágrimas. Al acabar, frótate las manos con zumo de limón o sal gruesa y enjuágatelas con agua muy fría.

Consérvala bien. Guarda las cebollas en un lugar fresco y seco para que puedan mantenerse en buen estado, durante varias semanas. En cambio, si te sobra algún trozo después de utilizarlas en la cocina, debes desecharlo de inmediato porque podría estropearse y resultar perjudicial para la salud. ¡Benefíciate de este sano alimento e inclúyelo ya en tus dietas!